I’m like a bird, flying … but also nestling down

“Es muy sincrónico con el cielo de este momento, Saturno que es el planeta del límite y de la maduración está sobre Urano que es el planeta de la exploración, de moverme, de conocer otras cosas” – Código Cósmico

Probablemente a aquelles que no sean muy espirituales y esotériques, y no crean en las energías y en las alineaciones de los planetas, esto les parezca una pavada. Pero sí, la decisión de volver a Argentina la tomé en un momento en que Saturno estaba sobre Urano y sí, sentí la energía que me llevó a considerar que era el momento justo de pegar la vuelta. Pero también como comenté en la entrada anterior, la decisión ha requerido de un cambio de perspectiva: concebir este paso como si me mudara a otro país; porque la Santa Fe que dejé en el 2005 claramente no es la misma de hoy en día.

Seguimos haciendo balance, esta vez unos meses después del  aniversario de mi vuelta a casa. La decisión fue pensada y repensada durante mucho tiempo (no suelo ser una persona de hacer cosas impulsivamente). Comenzar terapia antes de dar el gran paso y continuarla por un largo tiempo fue una decisión muy acertada. Es muy curioso observar las reacciones que se han generado a partir de esa toma de decisión; las cuales han sido variopintas y creo que ameritan una reflexión:

Del lado de allá

Al trabajar en una escuela internacional he tenido la posibilidad de conectar con personas provenientes de una gran variedad de lugares que decidieron migrar a Alemania por diversas razones. Si bien se trata de profesionales de todos los rincones del mundo, se podría decir que estamos hablando de “expats” ya que en su mayoría son personas de un nivel socio-económico medio-alto que trabajan en una escuela privada de elite. Resulta sumamente interesante observar nuevamente de que forma el poder del lenguaje va tejiendo jerarquías en el uso de vocabulario relacionado a las migraciones. Siempre que se escucha la palabra expat inmediatamente se la asocia con una persona blanca del norte global y no así cuando se emplea el termino migrante, usualmente relacionado a personas con piel más oscura que migran en busca de mejores oportunidades. Si bien estamos ante un fenómeno linguistico fascinante, no deja de parecerme cruel y discriminatorio a la vez (les comparto este articulo que leí hace un tiempo y me pareció interesante – link).

Dentro de ese grupo, conecté muy bien con algunas personas y he vivido momentos muy positivos, he crecido un montón, adquirido nuevas herramientas muy valiosas para mi profesión y he disfrutado mucho trabajar en un entorno multicultural. Sin embargo, nunca terminé de sentirme 100% cómoda. Había algo que me hacía ruido. Luego de 3 años me di cuenta que se trata de un mundo ficticio. Una burbuja donde reinaba la multiculutalidad y la diversidad pero de un determinado sector social con un alto poder adquisitivo  (la cuota en este establecimiento es absurdamente elevada y les niñes pertencen a familias cuyos xadres trabajan en empresas como Siemens entre otras). Si bien ha sido una experiencia enriquecedora, indudablemente no es el tipo de red social que se alinea con mi personalidad y estilo de vida.

Mi último día de trabajo fue bastante peculiar (ya a estas alturas estoy acostumbrada a las despedidas, pero no dejan de provocar una cosita que no es difícil de explicar). Me pasé el día despidiéndome de alumnes (algunes de les cuales me robaron el corazón) y de compañeres cuyas reacciones han sido básicamente dos: Al contarles que era mi último día de trabajo y que volvía a mi país de origen, algunas personas me preguntaban cual es ese lugar; y al decir Argentina, la reacción inmediata era: “¡Ah claro! Ahora entiendo” (con mucho énfasis). Otras personas me preguntaba si esa decisión me hacia feliz a lo que respondía: “absolutamente”, y se alegraban por mí y obviamente otres no emitirton opinión o mostraron signo de interés por el tema.

Por otro lado, la reacción de mis amigues latinxs en Alemania ante la noticia de mi partida siempre ha sido de mucho apoyo y en general de empatía entendiendo mi felicidad. Muches de elles han prometido venir a visitarme y espero (más les vale) que cumplan 😉

Del lado de acá

Las reacciones de las personas de este lado del charco son muy peculiares y ciertamente ameritan un análisis (a veces pienso que tendría que haber estudiado sociología ya que me encanta observar y analizar el comportamiento de las personas ante situaciones poco convencionales). Obviamente que mi familia y amigues me apoyaron al 100% (mi vieja más feliz que una perdiz), se podría decir que puedo jactarme de tener una red de contención afectiva muy solida y eternamente agradecida por ello.

Por otra parte, me he encontrado con otras reacciones muy curiosas e interesantes de analizar. Pareciera que les molesta (hasta les da bronca) que alguien decida volver a la Argentina; que alguien decidiera apostar por un futuro en este país. Suelen decir exacerbadamente: “¡Pero cómo te vas a volver y de Alemania!” (Cuánto daño han hecho y siguen haciendo algunos medios de comunicación). Pareciera que la remota posibilidad de que alguien elija este país para vivir es inviable para elles.

Curiosamente y ligado a este tema, hace poco me encuentro con un video no muy largo en Youtube de la DW en español que se titula “La decisión de dejar el país”en el cual se muestran las historias de algunas familias argentinas que planean mudarse a Alemania por diversas razones. A partir de comentarios que recibí en mi entrada anterior (ver link) y otros tantos que leí a partir de este video me di cuenta de que siempre  se hace énfasis en la migraciones de les argentines hacia otros países y poco se dice sobre les que tomamos la decisiones de volver. Y gracias a todos esos cometarios, me di cuenta que somos muches y que indudablemente pareciera que la idea de que en este país no se puede vivir vendiera mejor, es como un mantra que repiten aleccionadamente (nuevamente cuánto daño hacen algunos medios de comunicación!).

Los pros

Fiel a mi estilo, voy a comenzar este balance sobre el tiempo transcurrido de vuelta en casa con los aspectos positivos (es fundamental siempre mirar el vaso medio lleno).

Aunque parezca contradictorio (teniendo en cuenta mi estilo de vida nómada) la familia siempre ha sido un pilar fundamental para mí y poder tenerla cerquita me llena de felicidad. Este estilo de vida que fue gestándose a lo largo de 17 años tiene su costado bueno y el no tan bueno. Cuando decido emprender esta aventura mi sobrino tenía 7 añitos. Si bien siempre hemos estado en contacto y hemos hecho varios viajes juntes, no tuve la oportunidad de acompañarlo en sus diferentes etapas de crecimiento y eso es algo que siempre me va a pesar. Mas allá de extrañarnos mucho, nunca me ha recriminado los años de ausencia pero si se podría decir que es lo que más me ha dolido. Es lo que usualmente sucede cuando se decide entre dos caminos, siempre se gana por un lado pero se pierde por otro, es ley de vida. Es claro que el tiempo perdido no se recupera, pero si estamos reconfigurando el vínculo desde otro lado y sobre todo desde la cercanía.

Frase de cabecera si las hay (durante mi última etapa en Alemania tenía esa frase en la pared enmarcada con fotos de momentos, lugares y personas importantes para mí). Debo confesar que ya hacía un tiempo que venía teniendo esa curiosidad de lo que es tener tu lugar físico (mi hogar siempre ha sido el mundo y mi lugar físico, una valija, mi carry-on, la mochila y la cámara). Mi hogar, hoy por hoy, es todo lo que siempre he querido y lo que necesito. Tiene las dimensiones necesarias y la distribución adecuada para mí y, lo más importante, un flujo de energía muy positiva (su distribución permite que circule el aire y las energías adecuadamente, según el Feng Shui).  Fue medio de casualidad que fui a dar con este depto (otro de los tantos beneficios de la terapia) y tuve mucha suerte de poder alquilarlo inmediatamente (los departamento no solo son escasos sino que también son caros en esta ciudad). Definitivamente quien le termina de dar ese toque mágico a mi hogar es ella, mi partner in crime, mi popita la la la la la (lease cantando la canción de Pet Shop Boys o la de la abuela, en su defecto), mi gata-hija que llena cada rincón con su amor incondicional.

El counter cultural shock es lo que más he temido desde que la idea de volver empezó a rondar en mi cabeza. Hasta el momento creo ir llevándolo bastante bien (creo yo que la terapia tiene mucho que ver junto a la perspectiva de iniciar una nueva vida en un lugar familiarmente nuevo). En todos estos meses he conocido gente extraordinaria y a su vez he reconectado con viejas amistades reconfigurando y estrechando vínculos.  He vuelto a visitar lugares que marcaron mi infancia y adolescencia, lugares físicos y lugares literarios a través de la relectura de libros que han sido pilares fundamentales en mi vida. Lo mejor de estos recorridos es que no se hacen desde la nostalgia del pasado que nunca volverá, sino desde ojos nuevos de quien vuelve con un bagaje que no solo lo dan los años, sino los viajes, las experiencias y las personas encontradas en el camino.

Los cons

Claramente la vuelta a casa no ha sido un camino de rosas como tampoco lo han sido cada una de mis travesías alrededor del mundo. Establecerse en un lugar siempre lleva aparejado un sinfín de vericuetos: buscar casa o depto, contratar los servicios de internet, luz, gas etc, cuestiones legales e impositivas y la maldita burocracia, burocracia y más burocracia (algo que en todos los países es, en mayor o menor medida, un calvario).

En una oportunidad, una de esas tantas personas que nos cruzamos por los caminos de la vida hizo un intento de radiografía de le argentine (en comparación con el resto de les latinoamericanes) y dijo que es  quejose y, o es psicologue, o hace terapia o te manda a terapia. Si bien puede ser una descripción un poco escueta y estereotipada, no dista tanto de la realidad (wink 😉 ). Como ciudadana del mundo y desde una perspectiva en cierta forma un poco más objetiva (o menos subjetiva), creo que de una forma u otra, en mayor o menos medida, les argentines son quejoses (obviamente no es bueno generalizar). Y es por tales características  que, en ciertos entornos y rodeada de ciertas personas con las que me cuesta conectar me siento como una outsider (igual no es algo nuevo, en otras ocasiones me he sentido así en los distintos países donde viví e inclusive en mi misma ciudad de origen mucho antes de tomar la decisión de migrar).

Si bien me niego rotundamente a ser cruel con mi país, creo ser bastante objetivamente crítica de él. Creo que siempre lo he sido, solo que ahora trato de ser justa y de no hablar por hablar o repetir sin al menos tratar de cotejar fuentes y datos. Por otro lado, tampoco voy a ser tan necia de no reconocer los problemas graves que atraviesa en la actualidad. Los hay (como en todos lados), siendo la inflación y la inseguridad los más preocupantes de todos.

También es cierto que inflación hubo toda la vida (al menos los años de mi vida), siempre hubo épocas en las que no se podía vivir, crisis económicas devastadoras como en el 2001 y situaciones sofocantes no solo por la inflación, sino también por la falta de libertad como fueron las épocas de dictadura. En fin, la historia política, social y económica del país se caracteriza por ser cíclica y es necesario conocerla para evitar seguir cometiendo los mismos errores.

Y como no podía ser de otra forma, la vida se trata de círculos que se cierran. Al poco tiempo de volver a casa, mi profe de alemán (quien me enseñó unos meses antes que me vaya y gracias a la cual llegué a Alemania sabiendo los números y pudiendo decir algunas frases) me contacta para hacerme algunas consultas ya que ella había decidido embarcarse en la aventura de hacer un Master allá. Para mí fue una alegría inmensa (me acuerdo que cuando estaba haciendo clases con ella me preguntaba: “¿Qué hace esta chica que no está allá?, pero ya sabemos que esas son cuestiones personales). En estos momentos se encuentra disfrutando de la montaña rusa de emociones que es transitar estudios universitarios en Alemania.

Siempre, absolutamente siempre voy a apoyar a aquellas personas que tengan el deseo o la necesidad de migrar, por la razón que sea. Estoy convencida que más allá de los beneficios culturales y vivenciales que tiene migrar a otro país, es un salto que es necesario dar en la vida, por curiosidad, por necesidad, por aventura, por locura, por lo que sea. Estoy plenamente convencida de que el aprendizaje y el crecimiento que se adquiere viajando y viviendo en otros lugares es difícil conseguirlo de otra forma. Se desarrolla la empatía, la curiosidad, las competencias culturales, se modifican perspectivas, you think outside the box, se desarrolla el pensamiento crítico, la tolerancia, la bondad y la generosidad.

¿Y por qué Santa Fe?

¿Y por qué no? (me encanta hacer eso jajaja).

Santa Fe de la Vera Cruz es una ciudad de unos 400.000 habitantes. Se encuentra en el centro-norte del país y si de algo se caracteriza es de que hace mucho calor en el verano, hay mucha humedad y te devoran los mosquitos, pero mas allá de eso, es un paraíso (léase con ironía jajaja). Bromas aparte, creo que es el lugar adecuado. Está en el centro del país, es decir, no está taaan lejos (es que acá todo está muy lejos) de otras regiones y está cerca de la capital del país. No es una ciudad muy grande, por ende no tan caótica, pero tampoco un pueblo. El estilo de vida no es tan costoso (cómo en Buenos Aires) y al no ser tan grande se puede llegar con cierta facilidad a todas partes. Presenta una amplia agenda cultural con una diversidad de actividades para hacer los fines de semana y también muchas actividades como cursos y talleres para hacer durante el año de forma gratuita.

Y en esta reflexión no podía faltar el cuento de Dady sobre el primo que se fue a Canadá. Tantas veces lo he escuchado (y cagado de risa) desde el otro lado, desde el lado de allá, con la nieve, con el frio y con esas ganas de Litoral. Hoy puedo disfrutar (y seguir cagandome de risa) del cuento desde lado de la santafesina que disfruta de la pileta, los lisos y el asado con la familia y amigues.

Acá les dejo el link. «Un santafesino en Toronto«. Imperdible!

A modo de conclusión, creo que también es importante reflexionar sobre los cambios que no solo ha transitado mi vida sino el mundo en general. En este rincón hacia el upite del mundo la pandemia parece un mal recuerdo. Estamos como si aquí no hubiera pasado nada. Pero yo me niego a pensar que pasó así sin pena ni gloria, sin dejar una enseñanza, sin que nada cambie. En lo personal, fue una de las tantas razones que contribuyeron a tomar la decisión de “volver” a casa y la enseñanza de que la vida son tres días y ya pasaron dos (como diaria Beto).

Si gente, a más de un año de vuelta en mi tierra sigo eligiendo quedarme.

A cuidarse!

Andy

PD: No puedo evitarlo, la verborragia es una de las características de mis genes argentinos. La buena noticia es que la próxima entrada se va a tratar de menos palabrerío y más relato visual 😉

Bonus track

Para celebrar el día de la lengua materna me parece adecuado compartir este poema que además de ser bello se alinea con el balance que se ha hecho en esta entrada. Disfruten de esta obra de arte.

La Patria – Julio Cortázar

Esta tierra sobre los ojos,

este paño pegajoso, negro de estrellas impasibles,

esta noche continua, esta distancia.

Te quiero, país tirado más abajo del mar, pez panza arriba,

pobre sombra de país, lleno de vientos,

de monumentos y espamentos,

de orgullo sin objeto, sujeto para asaltos,

escupido curdela inofensivo puteando y sacudiendo banderitas,

repartiendo escarapelas en la lluvia, salpicando

de babas y estupor canchas de fútbol y ringsides.

Pobres negros.

Te estás quemando a fuego lento, y dónde el fuego,

dónde el que come los asados y te tira los huesos.

Malandras, cajetillas, señores y cafishos,

diputados, tilingas de apellido compuesto,

gordas tejiendo en los zaguanes, maestras normales, curas, escribanos,

centroforwards, livianos, Fangio solo, tenientes primeros,

coroneles, generales, marinos, sanidad, carnavales, obispos,

bagualas, chamamés, malambos, mambos, tangos,

secretarías, subsecretarías, jefes, contrajefes, truco,

contraflor al resto. Y qué carajo,

si la casita era su sueño, si lo mataron en

pelea, si usted lo ve, lo prueba y se lo lleva.

Liquidación forzosa, se remata hasta lo último.

Te quiero, país tirado a la vereda, caja de fósforos vacía,

te quiero, tacho de basura que se llevan sobre una cureña

envuelto en la bandera que nos legó Belgrano,

mientras las viejas lloran en el velorio, y anda el mate

con su verde consuelo, lotería del pobre,

y en cada piso hay alguien que nació haciendo discursos

para algún otro que nació para escucharlos y pelarse las manos.

Pobres negros que juntan las ganas de ser blancos,

pobres blancos que viven un carnaval de negros,

qué quiniela, hermanito, en Boedo, en la Boca,

en Palermo y Barracas, en los puentes, afuera,

en los ranchos que paran la mugre de la pampa,

en las casas blanqueadas del silencio del norte,

en las chapas de zinc donde el frío se frota,

en la Plaza de Mayo donde ronda la muerte trajeada de Mentira.

Te quiero, país desnudo que sueña con un smoking,

vicecampeón del mundo en cualquier cosa, en lo que salga,

tercera posición, energía nuclear, justicialismo, vacas,

tango, coraje, puños, viveza y elegancia.

Tan triste en lo más hondo del grito, tan golpeado

en lo mejor de la garufa, tan garifo a la hora de la autopsia.

Pero te quiero, país de barro, y otros te quieren, y algo

saldrá de este sentir. Hoy es distancia, fuga,

no te metás, qué vachaché, dale que va, paciencia.

La tierra entre los dedos, la basura en los ojos,

ser argentino es estar triste,

ser argentino es estar lejos.

Y no decir: mañana,

porque ya basta con ser flojo ahora.

Tapándome la cara

(el poncho te lo dejo, folklorista infeliz)

me acuerdo de una estrella en pleno campo,

me acuerdo de un amanecer de puna,

de Tilcara de tarde, de Paraná fragante,

de Tupungato arisca, de un vuelo de flamencos

quemando un horizonte de bañados.

Te quiero, país, pañuelo sucio, con tus calles

cubiertas de carteles peronistas, te quiero

sin esperanza y sin perdón, sin vuelta y sin derecho,

nada más que de lejos y amargado y de noche.

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Tiempo de balance: auf wiedesehen Deutschland! (parte 2)

La última etapa en Alemania se podría resumir en dos frases: derribando mitos y grandes desafíos.

“Eficiencia” es la primera palabra que se le viene a la mente a la gran mayoría de les que venimos del cono sur de América cuando escuchamos hablar sobre Alemania. Después de vivir en este país por más de 3 años puedo aseverar que esa no sería la palabra adecuada para resumir las características principales de este país. Claramente depende en gran medida de la región donde vivís, pero en mi caso, viviendo en un área muy pequeña y no tan caótica como podría serlo Berlín o Múnich, resulta bastante incomprensible la lentitud con que se realizan trámites y la burocracia ralentizante que es un verdadero suplicio. Todo, absolutamente todo requiere papeles y mas papeles (ah! Pero eso si, después te obligan a reciclar y respetar los colores de los containers, sino multa);  y situaciones que se resolverían con una firma, un escaneo y un email (algo que podría llevar un par de minutos) suelen tardar días ya que los documentos tienen que ser firmados y enviados por correo (además de que tenés que pagar por el envío en algunos casos).

Otro de los grandes mitos está relacionado con los medios de transportes y el servicio de trenes en específico. Tenía la idea de que los trenes serian casi tan confortables y eficientes como en Japón pero la verdad es que en términos generales dejan bastante que desear. Es un servicio muy caro para lo que ofrece y sobre todo teniendo en cuenta las distancias. Lo que más me sorprendió es el hecho de que hubiera paro de trenes con tanta frecuencia, con toda la incomodidad que eso conlleva.

Otra cuestión a desmitificar y que ha afectado mi vida cotidiana tiene que ver con el servicio de internet. Al igual que con los medios de transporte, me ha sorprendido y no gratamente. Obviamente que mi plan no era el más caro (mi status de estudiante no me lo permitía), la conectividad era bastante mala en varios momentos del día y hasta hubo cortes por varias horas (en la actualidad sigo pagando el plan más económico en una ciudad que no es de las más grandes del país y hasta el momento no he tenido grandes inconvenientes).

Más allá de estos percances y desmitificaciones, mi vida en Alemania fue muy positiva pero en esta última etapa se me han presentado grandes desafíos. El último cuatrimestre de mi maestría, que se extendió un poco más por la pandemia (entre otras razones), ha sido especialmente estresante. Como ya he mencionado en una entrada anterior (ver link) comienzo a trabajar con mi tesis varada en Argentina. Lo que iban a ser unas vacaciones de un mes terminó siendo un confinamiento de un poco menos de 5 meses, con todo lo que eso implicaba: incertidumbre, alquiler que pagar (y en euros!), sin trabajo y sin ingresos. En fin, se trataba de sobrevivir la vida de estudiante con pandemia de por medio (igualmente siempre voy a estar eternamente agradecida de haber vivido esa primera etapa de la pandemia en mi tierra y con mi gente).

Los meses posteriores a mi regreso no fueron menos estresantes. Tenía que hacer malabares entre el trabajo y una tesis que se ponía cada vez más intensa (con decir que la bauticé “la yegua”). Igual quiero que no se malinterprete (a veces puedo ser un poco drama queen), amé el proceso de hacer mi tesis y volvería a hacerlo mil veces más. El nivel de estrés llegó a tal punto que colapsé. Fue en ese momento que decidí comenzar terapia (como buena argentina que soy y con psicólogo argento!), por un lado para buscar herramientas que me permitan manejar esa situación de la mejor forma posible y también para comenzar a planificar, evaluar y decidir sobre mi futuro una vez terminada mi maestría, entre otros temas.

Esa última etapa también se caracterizó por muchos momentos divertidos y placenteros: juntadas y fiestas con amigues, viajes por Alemania y el exterior, una variedad de trabajos diferentes e interesantes y hasta la oportunidad de dar clases en la universidad. Esta última fue una experiencia inolvidable; la profesora de mi tesis me invitó a dictar un par de clases en una de sus materias de la maestría y lo disfruté mucho, no solo por haberles compartido mis conocimientos sino también por haber conversado e intercambiado saberes con alumnes universitaries de diferentes países. ¡Una experiencia totalmente gratificante!

Quienes me conocen saben que los idiomas siempre fueron algo de gran interés para mí. Sin embargo, mi relación con el alemán es directamente proporcional a mi relación con la sociedad. En papeles tengo un nivel A2.2/B1.1 pero no me siento capacitada para entablar una conversación básica en ese idioma. Supongo que en este caso la barrera principal es la motivación, pero no voy a bajar los brazos, tengo pensado retomar estos estudios en un futuro.  

Fin de un ciclo

Otra de las características de esta etapa tiene relación con la ardua tarea de tomar decisiones difíciles.  A medida que se iba acercando la fecha de entregar la tesis y los meses posteriores fueron momentos de reflexión, largas charlas con amigues y familiares y múltiples sesiones con mi psicólogo. Me acuerdo claramente el día que tomé la decisión. Fue al regresar de un viaje a un lugar de ensueño con una gran amiga. En el momento de pisar el aeropuerto de vuelta me di cuenta que ahí no era feliz, que habían muchos instantes de felicidad con amigues y mi pareja en ese momento pero que el tipo de sociedad no es afín con mi personalidad, que el clima es espantoso la mayor parte del año, que en términos de costo-beneficio no terminaba rindiendo; y, en definitiva, algo me estaba diciendo que ya era tiempo de volver (cuando las energías fluyen hay que seguirlas donde te lleven).

Varios fueron los factores que me llevaron a tomar la decisión final: la pandemia principalmente, la familia y mi tierra, la falta de sintonía con Alemania en general y el hecho de haber recorrido el mundo haciendo lo que me gusta; y que después de 17 años tal vez es el momento ideal para hacer una parada técnica (o tal vez para siempre, quien sabe?).

Sin embargo, siempre he sido consciente de que esta decisión implicaba volver a casa pero también mudarme a otro lugar; porque la Argentina que dejé hace casi dos décadas no es la misma de ahora, ni tampoco yo soy la misma santafesina que en aquel entonces. Tomar esa decisión ha sido muy valiente y según palabras de mi psicólogo, se necesita mucha resiliencia para aventurarse a cambios tan drásticos.

A modo de conclusión, me gustaría compartir el link para acceder a una entrevista que me hicieron para un programa que se llama Radicados. Éste comenzó como un programa de radio en el cual hacían entrevistas por teléfono a argentines radicades en diferentes lugares del mundo. Lo curioso es que hace muchos años, cuando vivía en Andorra, me contactaron por primera vez para hacerme una entrevista (en esta entrada comento sobre esa entrevista-link). Durante todos estos años he seguido el programa y casualmente coordinamos otra entrevista un tiempo antes de volver a Argentina. Este es el link https://www.radionacional.com.ar/radicados-episodio-19-un-argentina-en-alemania/

La próxima entrada incluirá relatos y reflexiones desde este lado del charco sobre como es volver a casa después de nomadear por casi dos décadas por el mundo.

A cuidarse!

Andy

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Tiempo de balance: … y la dulce vida de estudiante tristemente llegó a su fin (parte 1)

Por diversas razones me ha llevado más de lo pensado poder finalizar las reflexiones y el balance de mi vida en Alemania y mi primer año de vuelta en casa, pero finalmente acá les dejo algunos pensamientos, relatos y conclusiones. 

Estos relatos surgen a partir de la tarea que me asignó mi terapeuta. Los balances son siempre necesarios, especialmente cuando se cierran ciclos. Es por eso, que decidí aprovechar la consigna y relatar en un par de posts mi vida como estudiante madura en tierras germánicas con sus ventajas y desventajas, incluyendo pandemia de por medio.

En una entrada anterior (ver link) explicaba los desafíos, pros y cons, de ser estudiante universitaria a los 40. Tres años después de aquella reflexión, puedo afirmar que ser estudiante en un país como Alemania fue una de las mejores experiencias que he tenido. No solo por las exigencias de la vida académica y la vida estudiantil, sino porque ha sido otra forma (muy recomendable) de conocer Alemmania, otra(s) cultura(s), una pluralidad de personas y la posibilidad de seguir viajando (aunque con un budget mucho más ajustado).

Debo confesar que nunca sentí discriminación por mi edad y siempre fui aceptada como una compañera más por mis pares, veinteañeres y treintañeres elles. Tampoco he tenido que lidiar con situaciones en las cuales haya sido destratada por mi color de piel o por mi apariencia. En una sola oportunidad he sido maltratada y discriminada por mi precaria habilidad lingüística en alemán. Este episodio tuvo lugar durante el primer semestre de la maestría y dentro de un entorno académico de una universidad que se jacta de ser “internacional”.

En aquella ocasión, había tenido problemas con la inscripción a una materia (cabe aclarar que al menos en esta universidad las plataformas funcionan muy mal y no son para nada “user-friendly” aunque sepas alemán) entonces me dirijo al prüfungsamt (es decir, la oficina de exámenes) para que me solucionen el problema.  Unos minutos antes de llegar, unas compañeras fueron a tratar de solucionar el mismo problema y me dijeron que no era un trámite muy complicado. La diferencia radicaba en que ellas hablan un poco de alemán y yo no (y menos en aquel momento, en el que estaba recién llegada). Al entrar a la oficina, digo: “hallo” y me dispongo a explicar el problema cuando un hombre que estaba sentado frente a una computadora en el fondo de la habitación se para y empieza a gritarme en alemán, diciendo que si quiero que me atiendan tengo que buscar a alguien que oficie de traductor/a. Atónita ante semejante nivel de violencia, esbozo un “danke schön”, pego la media vuelta y me voy. De camino a mi casa, la furia iba subiendo por todo mi cuerpo cual bengala. Apenas llego, le escribo un correo al coordinador de mi maestría explicándole lo sucedido y utilizando explícitamente la palabra DISCRIMINATION (para comeprender mejor la situacion es necesario aclarar que mi maestría es bilingue inglés-español y por ende no tenía ninguna obligación de hablar alemán). Después de un par de horas y más mails de por medio el problema estaba resuelto. No obstante, mi bronca no se había disipado, no podía creer tal nivel de hostilidad y que nadie hiciese nada (existe antecedentes que el Sr. bebida-alcohólica-que-de-hace-de-las-uvas ha tenido y sigue teniendo un trato peculiarmente agresivo hacia les no Deutscher Sprecher) y es por eso que me dirijo a la oficina de género y diversidad con mi reclamo. Luego de ser escuchada, me confirmaron lo que ya sabía, que es un claro ejemplo de discriminación y se comunicaron con esta persona para exponerle mi reclamo y darle lugar a replica. Finalmente, luego de una tensa conversación donde el sujeto en cuestión se negaba a reconocer su violencia y alegaba que cuando me vio entrar inmediatamente se dio cuenta (seguramente tiene poderes telepáticos) de que se trataba de un problema complejo y que con su inglés precario no iba a poder solucionarlo, me pidió las disculpas pertinentes. Este hecho sentó precedente, ahora les alumnes de la maestría Las Américas en cierta medida cuentan con una herramienta que les puede ayudar en caso de violencia institucional o discriminación. Lamentablemente a más de 3 años de dicho incidente, esta persona sigue maltratando estudiantes como si nada (se ve que la burocracia alemana no dista tanto de la latinoamericana, personas como este señor terminan enquistadas en la administración pública y parece ser que es muy difícil que los cambios sucedan). 

Durante los más de tres años que viví en Alemania, he escuchado una infinidad de veces frases como: “es que los alemanes son así”, “es su forma de hablar”, “tenés que hablar el idioma para que te traten mejor”y otras tantas frases que lo único que hacen es perpetuar la violencia y la discriminación. No es así y no debe ser así, vivimos en un mundo globalizado donde claramente antes de mudarte a un país debes investigar sobre su cultura, costumbres y tradiciones pero esa misma cultura que abre sus puertas a les migrantes, también debe desarrollar una conciencia cultural que permita que la integración fluya de forma más natural.

Al poco tiempo de aquel episodio traumático entro en contacto con participantes de un proyecto llamado VIOLIN (ver link), quienes me invitan a participar de una entrevista para contar mi experiencia. El enfoque del proyecto me pareció muy interesante y relevante para el momento que estaba viviendo. Luego de unos meses, decido incorporarme al equipo de trabajo como parte de las prácticas que debía realizar para una de las materias de mi maestría.

El  proyecto está centrado en temas de migración intercontinental y extra-continental, específicamente de grupos provenientes de Latinoamérica que residen en Alemania. Los participantes de este proyecto realizan diversas tareas con el fin de recabar testimonios sobre experiencias problemáticas en instituciones y organismos estatales alemanes así como en espacios no formales. El fin último consiste en elaborar propuestas para así hacer visible todas las formas de violencia y desarrollar un modelo para integrar a les migrantes en nuevos entornos socioculturales.

La migración podría considerarse uno de los fenómenos sociales más importantes que han caracterizado los últimos tiempos y eso se debe en gran parte a la globalización, al avance de la tecnología y al desarrollo de las sociedades. Sin embargo, este concepto no tiene las mismas connotaciones en todas las regiones del mundo ni tiene la misma implicancia para todas las personas. Es necesario tener en cuenta que hay muchos factores que delimitan su significado, como el lugar de origen del migrante, las razones de migración, el lugar de acogida, entre otros. Más allá que el desplazamiento sea voluntario o involuntario, el proceso en sí es doloroso ya que implica un cambio radical dejando atrás lo familiar para adaptarse a una realidad social y cultural completamente nueva.

En cada desplazamiento, le migrante lleva consigo un bagaje de experiencias y sensaciones así como expectativas y una idea o idealización de la cultura y sociedad que le espera. La idea sobre Alemania que se tiene en Argentina como en casi toda Latinoamérica es de un país desarrollado, donde todo funciona correctamente y donde la sociedad se muestra abierta y receptiva. Teniendo esa concepción en mi mente y convirtiéndome en una estudiante de maestría en una universidad «internacional» pensaba que me encontraría en un entorno multicultural donde la diversidad sería parte integral de la cultura. En mis 17 años como migrante nunca había vivenciado una experiencia como la relatada anteriormente (ni siquiera en Estados Unidos, país que se caracteriza por un alto nivel de racismo y discriminación). A partir de mi experiencia y de mi participación en este proyecto entendí la gravedad de la situación, de que los derechos tienen que ser respetados, porque además de ser migrantes somos seres humanos:

“Human rights law thus provides that every person, without discrimination, must have access to his or her human rights. States are obliged to ensure that any differences of treatment between national and non-nationals or between different groups of non-nationals are enshrined in national legislation, serve a legitimate objective and that any course of action taken to achieve such an objective must itself be proportionate and reasonable. States, committed by legal obligations, have the duty to respect, protect and fulfill the human rights of all migrants.” 

Migration and human rights IMPROVING HUMAN RIGHTS-BASED GOVERNANCE OF INTERNATIONAL MIGRATION, United Nations Human rights office of the high commission)  https://www.ohchr.org/Documents/Issues/Migration/MigrationHR_improvingHR_Report.pdf

Si bien la diversidad podría ser considerada un aspecto beneficioso para cualquier sociedad, en el caso de Alemania pareciera haber problemas arraigados en los cimientos de la misma que necesitan ser revisados y visibilizados. Desafortunadamente, dichos problemas impiden una recepción positiva de otras culturas provenientes de ciertas regiones del mundo. Resulta interesante observar el hecho de que si bien Alemania es uno de los países con una de las historias más largas de migración del mundo, al siglo XXI pareciera carecer de protocolos eficaces en lo concerniente a atención para migrantes. Como he mencionado con anterioridad, le migrante sea del origen que sea, pasa por un proceso doloroso al dejar su lugar de origen. Dicho proceso es lo suficientemente traumático como para además sumarle experiencias de discriminación, violencia y categorización solo por características banales como el color de la piel.

Más allá de aquel incidente, me considero una afortunada por haber tenido una red de contención de una comunidad latinoamericana maravillosa. Además, tuve el placer de formar parte de una colectiva de mujeres fuertes y sororas, #NiUnaMenosNbg, con quienes además de asistir a marchas el 8M y participar de diferentes eventos, nos hemos escuchado, abrazado, contenido y querido, algo muy necesario en tierras extranjeras.

Ya pasado el tiempo y desde una mirada retrospectiva puedo reflexionar que mi vida en Alemania como estudiante universitaria ha sido una experiencia inigualable, principalmente por la comunidad de latinxs y de otras partes del mundo como Irán, Togo, Turquía, China entre otros, que me han hecho sentir como en casa. Efectivamente, el estereotipo de que les alemanes son fríos y distantes es difícil de desmitificar; y también es cierto que tengo algunes amigues alemanes (muy poques); pero o son pareja de latinxs y hablan español o han vivido en países latinoamericanos o muestran un profundo interés por nuestra cultura.

A modo de conclusión, creo que hoy más que nunca, pleno siglo XXI, es importante comprender que la migración es un derecho humano, nadie tiene que vivir en otro país como pidiendo permiso y perdón, nadie tiene porque ser maltratade, ni por su color de piel, ni por su país de origen, ni por su poca o mucha habilidad lingüística.

A cuidarse!

Andy 😉

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Hito en la historia argentina: Reconocimiento del derecho sobre sus cuerpos de mujeres y personas gestantes

Como dice la gran Rita Segato: “La prohibición del aborto es un sistema de esclavitud”. Siempre ha sido, es y será la hipocresía de las sociedades patriarcales la que hace que aún en pleno siglo XXI siga habiendo debates sobre la legalización del aborto. Y resulta aún más absurdo el hecho de que algunos sectores sigan obstinados en negarse a pensar el debate en términos de “legal o clandestino”, porque el aborto ha existido siempre y se ha llevado a miles de mujeres por no contar con una situación económica privilegiada que les garantice una práctica segura.

El 30 de diciembre se ha hecho historia en Argentina. Finalmente se ha empezado a entender que el aborto seguro es un derecho humano y que toda sociedad necesita respetar la decisión individual de sus miembros a disponer libremente sobre sus cuerpos. El rol del estado es fundamental para proteger a sus ciudadanes y garantizar esos derechos. Pareciera que el estado también está empezando a entender que la democracia se sostiene en base a derechos, igualdad y libertad y, ese penúltimo día de uno de los años más difíciles para les argentines, se hizo  ley.

Si bien la metáfora de la ola surgió con los feminismos del país del norte, bien se puede aplicar para ilustrar el fenómeno de la marea verde en Argentina. Esta marea verde que empezó hace mucho tiempo y que cual palimpsesto se fue sedimentando en los diferentes feminismos de toda Latinoamérica y del mundo entero, ha sido la única responsable de que hoy en día se pueda hablar de un país un poquito más justo; que poquito a poco nos vayamos acercando a esa equidad tan anhelada y que sea el impulso necesario para las batallas futuras por librar.

Esta marea surge como un tsunami con olas que van y vienen cambiándolo  todo a su paso y llegando a su cresta en 2018. Sin embargo, en aquel entonces se retiró dejando un sabor amargo porque con el rechazo al proyecto de ley, parecía que nada había cambiado. Sin embargo, claramente no fue así, sino todo lo contrario. El cambio se había generado, solo era cuestión de tiempo y paciencia ya que dos años más tarde, la lucha de tantos años finalmente dio sus frutos y a las mujeres y personas con capacidad de gestar, les es finalmente otorgado el derecho a decidir sobre sus cuerpos.

El proyecto de Interrupción Legal del embarazo (ILE) fue sancionado por la cámara de senadores de la Nación el 30 de diciembre del 2020. Esta ley despenaliza y legaliza el aborto en las primeras 14 semanas de gestación, además de habilitar la objeción de conciencia a aquelles profesionales que no estuviesen de acuerdo con esta práctica. La sanción de esta ley ha sido un paso histórico en el reconocimiento de los derechos humanos en Argentina ya que consagra el derecho de mujeres y personas con capacidad de gestar a decidir la interrupción del embarazo, requerir y acceder a la atención del aborto, y recibir atención postaborto en los servicios del sistema de salud. Su implicancia es inmensurable desde la premisa de que ya no se perderán más vidas en la clandestinidad, llevando esta práctica a un lugar seguro, legal y gratuito.

Los puntos principales de este  proyecto de ley son los siguientes:

  • El aborto se permitirá hasta la semana catorce inclusive del proceso gestacional.
  • Fuera de ese plazo solo se podrá acceder en caso de violación o si estuviere en peligro la vida o la salud integral de la persona gestante.
  • Las mujeres y personas gestantes tienen derecho a acceder a la interrupción de su embarazo en los servicios del sistema de salud con su asistencia, en un plazo máximo de diez (10) días corridos desde su requerimiento.
  • En caso de menores de 13 años, se debe contar con el consentimiento informado y la asistencia de al menos uno de sus progenitores o representante legal.
  • En los casos de adolescentes de entre 13 y 16, deberá tener un acompañante o «referente afectivo».
  • Previo a la realización del aborto se requiere el consentimiento informado de la persona gestante expresado por escrito.
  • Le profesional de salud que deba intervenir de manera directa en la interrupción del embarazo tiene derecho a ejercer la objeción de conciencia. Para ello deberá mantener su decisión en todos los ámbitos, público y privado, en que ejerza su profesión, y derivar de buena fe a la paciente para que sea atendida por otro u otra profesional en forma temporánea y oportuna, sin dilaciones.
  • Los centros de salud privados o de la seguridad social que no cuenten con profesionales para realizar un aborto a causa de la objeción de conciencia deberán prever y disponer la derivación a un lugar, de similares características, donde se realice efectivamente la prestación.
  • El personal de salud no podrá negarse a la realización de la interrupción del embarazo en caso de que la vida o salud de la persona gestante esté en peligro y requiera atención inmediata e impostergable.
  • Tampoco se podrá alegar objeción de conciencia para negarse a prestar atención sanitaria postaborto. El incumplimiento de los requisitos para ejercer el derecho de objeción de conciencia dará lugar a las sanciones disciplinarias, administrativas, penales y civiles, según corresponda.
  • Las obras sociales y prepagas deben incorporar la cobertura integral y gratuita de la interrupción voluntaria del embarazo. Estas prestaciones quedan incluidas en el Programa Nacional de Garantía de Calidad de la Atención Médica y en el PMO con cobertura total, junto con las prestaciones de diagnóstico, medicamentos y terapias de apoyo.
  • El Estado tiene la responsabilidad de implementar la Ley número 26.150 de Educación Sexual Integral, estableciendo políticas activas para la promoción y el fortalecimiento de la salud sexual y reproductiva de toda la población.
  • Se modifica el artículo 85 del Código Penal, que quedará redactado de la siguiente manera: «ARTÍCULO 85. – El o la que causare un aborto será reprimido: 1º) Con prisión de TRES (3) a DIEZ (10) años, si obrare sin consentimiento de la persona gestante. Esta pena podrá elevarse hasta QUINCE (15) años si el hecho fuere seguido de la muerte de la persona gestante. 2º) Con prisión de TRES (3) meses a UN (1) año, si obrare con consentimiento de la persona gestante, luego de la semana CATORCE (14) de gestación y siempre que no mediaren los supuestos previstos en el artículo 86».
  • El artículo 86 quedará redactado así: «No es delito el aborto realizado con consentimiento de la persona gestante hasta la semana CATORCE (14) inclusive del proceso gestacional».

Aquel glorioso miércoles se podía leer en los pañuelos verdes la frase: «Las mujeres deciden, la sociedad respeta, el estado acompaña, las iglesias no intervienen” llenando de felicidad y color esperanza las calles del país del Papa, Maradona y el tango. Pero no hay que olvidar que la sociedad argentina (como muchas otras sociedades latinoamericanas) es una sociedad con muchas contradicciones en donde coexiste un costado progresista (como se puede ver con la sanción de muchas leyes vanguardistas como la de “Identidad de género”), que la ha posicionado como pionera en varias oportunidades, con su lado más conservador,  que tiene su raíz en el pesado yugo de instituciones tan patriarcales y conservadoras como las iglesias. La ley está, ahora viene la parte más difícil, hacerla cumplir y esa es la verdadera batalla que la marea verde en conjunto con una sociedad más empática deberán librar.

Es importante destacar, que en la actualidad no todas las provincias cuentan con protocolos para garantizar a las mujeres y personas gestantes el derecho a acceder a la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) en los casos de excepción ya previstos desde hace tiempo. Desde 1921, conforme al artículo 86 del Código Penal, ratificado por la Corte Suprema en el fallo “FAL”, de 2012, el aborto es legal en los siguientes casos: si representa un riesgo para la vida de la persona gestante, o para su bienestar físico, emocional y social o si es producto de una violación. El protocolo nacional se actualizó mediante resolución en diciembre de 2019 estableciendo un marco de acción normado, pero su ausencia no es impedimento para acceder al aborto no punible en ningún caso, debido a que todas las jurisdicciones del país deben asegurar las condiciones necesarias para concretar las interrupciones legales de embarazos de manera rápida, accesible y segura. Sin embargo, Formosa, Tucumán, Santiago del Estero, San Juan y Corrientes aún no avanzaron en este sentido.

En suma, es momento de festejar pero no dormirse. Claramente los derechos se conquistan con las luchas en las calles como se ha observado en las movilizaciones de los últimos años pero es momento de no bajar la guardia ya que las resistencias no van a cesar.  Ahora la lucha toma otro matiz y es el de pujar por una implementación adecuada de la ley en cada rincón del país. Ha comenzado una nueva era y las mujeres van a  seguir haciendo historia a lo largo de todo el continente.

Fuentes:

Pagina 12

Rueda de Prensa

Fotos:

Titi Nicola

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Viaje de incertidumbres: Relatos de pandemia COVID 19 (parte 2)

Esta entrada no solo cumple la función de ser la continuación de una entrada anterior (Ver link), sino que también es una suerte de cierre a una de las aventuras más peculiares que he vivido en mis años de viajera.

Me considero muy afortunada por haber podido realizar el viaje que tenía programado a mi país de origen y llegar sana y salva. Sin embargo, lo que en principio iban a ser unas vacaciones de un mes, terminaron siendo una estadía de casi cinco meses. Claramente el balance es más que positivo ya que he experimentado el confinamiento en la casa de mis xadres y rodeada de afectos.

Fue ciertamente un período muy interesante ya que no solo he aprovechado el tiempo para descansar, cargarme de energía y argentinidad, sino que también he podido hacer muchas cosas concernientes a la universidad; como hacer entrevistas, buscar material para mi tesis final, asistir a clases de alemán online y comprar libros. Cuando las restricciones se relajaron un poco pude visitar algunes amigues y disfrutar de algunas reuniones afectivas que eran tan necesarias y hacen tan bien al alma.

Obviamente no todo fue color de rosas (muy lejos de eso) y mis vacaciones extendidas estuvieron marcadas por el estrés y la incertidumbre de no saber cuándo podría volver a Alemania. En un principio las fronteras argentinas estarían cerradas hasta los primeros días de septiembre. Mi vuelo de regreso fue reprogramado en múltiples ocasiones y semanalmente contactaba a la aerolínea que en cada ocasión me decían algo diferente. Mi urgencia se debía principalmente al hecho de que tenía que regresar a trabajar y así poder generar ingresos (tan escasos durante todo ese período). Finalmente, luego de pensarlo mucho y consultarlo con la familia y amigues, decidí reservar uno de los vuelos especiales de Aerolíneas Argentinas programados para agosto.   

Y así como en el viaje de ida, también en el de vuelta la suerte me acompañó ya que una vez estando en Alemania los casos de COVID19 en Argentina empezaron a aumentar exponencialmente y por primera vez desde el comienzo de la pandemia empezaban a verse más y más casos en el pueblo donde viven mis xadres.

Mi travesía de regreso fue tan atípica e incierta como la de ida. Viajar en tiempo de pandemia podría resumirse en la frase: Viaje de incertidumbres. Si bien me puedo considerar una persona (en cierta medida) “experta” en viajes, prepararse para este tipo de experiencia necesita de mucha búsqueda de información, paciencia y ciertas habilidades extras. Durante el tiempo de espera y preparación para el regreso me uní a un grupo de facebook donde personas que residen en Europa se encontraban  varadas en Argentina y estaban buscando la forma de regresar. Eventualmente conseguían hacerlo y luego plasmaban sus experiencias en un post y también dejaban tips de cómo manejarse en los aeropuertos especialmente en el caso de tener que hacer conexiones.

Es así como cargada de un poco de información sobre protocolos, mi valija, mi carry-on y mi mochila me embarco en otra aventura pandémica que se caracterizó por largas horas de espera. Ese miércoles de agosto llegué muy temprano al aeropuerto de Ezeiza ya que por cuestiones de controles, era mejor llegar con tiempo. En el aeropuerto solo dejaban entrar a les pasajeres que tenían vuelos próximos a salir, así que me tocó esperar en la puerta unas cuantas horas mientras comía churros con dulce de leche (mmm todavía me acuerdo y no puedo evitar que se me caigan las babas) y leía a Butler. Mi vuelo llegaba a Madrid y de ahí debía esperar unas cuantas horas más para abordar el vuelo a Frankfurt. Por suerte, parte de esa espera la hice en compañía de un señor Cordobés que también viajaba a Alemania pero en un vuelo anterior. La charla amena y el cafecito amenizaron un poco esas horas eternas.

Las cuestiones protocolares también fueron bastante estresantes (no nos vamos a engañar). Debía tener la mascarilla puesta 24/7, solo podía sacármela para comer, beber o cepillarme los dientes. Obviamente debía procurar mantener siempre la distancia y lavarme las manos con regularidad. Antes de partir de Santa Fe tuve que llenar formularios al igual que antes de llegar a Madrid. Curiosamente en el aeropuerto de Frankfurt solo me pidieron pasaporte y tarjeta de residencia. En los aeropuertos había un reducido número de negocios abiertos, solo algunas cafeterías que vendían bebidas, refrescos, sándwiches y alguna que otra ensalada empaquetada. Se podría decir que los aeropuertos no estaban repletos pero tampoco estaban vacíos.

El retorno a “casa” duró dos días (si, con sus días y sus noches) en total y al llegar a Frankfurt todavía me esperaban tres trenes por tomar para poder llegar a Erlangen. En la estación de tren busqué lugares donde poder comprar algún tipo de comida más sustanciosa (hacia dos días que no comía un plato decente de comida, o sea con proteínas). Por suerte encontré un lugar que vendían comida Thai para llevar, así que me pedí unos ricos noodles con gambas que me comí mientras esperaba el tren en el andén (si, ya lo sé, no suena muy higiénico, pero es que estaba famélica).

Los viajes en tren transcurrieron sin ningún sobresalto y a tiempo. Sin embargo, al llegar a la segunda estación pude una vez más comprobar las desventajas que tiene la condición de ser mujer y viajera. Llego a la estación cerca de las dos de la madrugada y tengo que cambiar de andén. Parecía que estaban haciendo obras en aquella estación que además de solitaria estaba sumamente oscura. Junto conmigo descendieron dos muchachos jóvenes y un hombre con rasgos asiáticos. Luego de encontrar mi andén veo que los dos jóvenes encapuchados se sientan en el otro andén no muy lejos de mí y estaban tomando algo que parecía ser tal vez una cerveza (o tal vez otra bebida más fuerte, no sé, no quería mirarlos mucho). En ese momento múltiples pensamientos comenzaron a cruzar por mi mente: que si me podían violar, matar y descuartizar y nadie se iba a enterar; que que terrible los prejuicios inculcados que históricamente acarreamos que nos llevan a pensar que porque son jóvenes, tienen un buzo con capucha y están tomando algo y escuchando música pueden ser necesariamente peligrosos ¿por qué el asiático no podría ser más peligroso que ellos? (de hecho se sentó dentro del ascensor y no salió hasta que llegó el tren, y eso me pareció un poco extraño). En un determinado momento pasa un tren de carga haciendo un ruido estrepitoso y en ese momento pensé: Si intentaran hacerme algo ahora y grito nadie me podría escuchar.

Afortunadamente nada de eso me pasó y pude llegar sana y salva a mi casa cerca de las cinco de la madrugada. Esta experiencia como muchas otras que he tenido durante mis años de viajera me confirman la vulnerabilidad del cuerpo de la mujer, de lo condicionada que siempre estamos de ser sujetas de violencia. Es cierto que Alemania es mucho más segura que otros países (o que el mío al menos) pero siempre existe la posibilidad de estar en el lugar equivocado y en el momento justo. Y también es cierto que robarte y matarte nos puede pasar a todes, hombres, mujeres y disidencias. Pero un hombre no sabe y nunca va a poder imaginarse lo que significa caminar las calles, recorrer el mundo con ese constante temor que puedan violentar tu cuerpo y robarte tu vida en un instante por el solo hecho de ser mujer.

En un principio debía hacer los catorce días de cuarentena pero, luego de unas cuantas llamadas, por suerte conseguí que pudieran hacerme el test de COVID19 en mi casa. A los cinco días recibí la noticia de que era negativo y realmente no lo podía creer. Después de cruzar un océano, pasar por tres aeropuertos y tres estaciones de trenes estaba 99% segura de que tenía el virus. Las cosas extrañas de la vida y de este bicho que tiene al planeta entero convulsionado.

Ya es vox populi el término “nueva normalidad”. Honestamente, en Erlangen las cosas no están tan diferentes como antes de que me fuera y eso es algo que me preocupa mucho. Pareciera como que a la gente no le importara nada y eso me preocupa aun más. El uso del barbijo es obligatorio en los colectivos, negocios y algunos restaurantes y hay ciertas restricciones pero la gente se junta en grandes grupos y no veo que realmente se respete el distanciamiento social.

Indudablemente la forma de viajar ha cambiado y seguirá cambiando. Tendremos que adecuarnos a una nueva dinámica, la cual probablemente implique pecios más altos y menos opciones ya que esta crisis ha impactado severamente al sector y muchas aerolíneas han declarado quiebra. También es muy posible que el flujo de viajeres disminuya mientras no se encuentre una vacuna. Honestamente, viajar en las condiciones en las que lo hice dista mucho de ser un viaje placentero. No solo por la sensación de ahogo y el dolor de orejas por llevar la mascarilla todo el tiempo, sino por esa incertidumbre de no saber si te pegaste el virus o no.   

Esta experiencia ha sido ciertamente única en muchos sentidos así como también una de las más estresantes que he vivido.

A cuidarse hoy más que nunca!

Andrea 😷

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INTERACTING WITH CITIZEN

The experience of reading Citizen by Claudia Rankine could be compared to a walk through an art gallery. Her book is a space for an exhibition where colorful visual, unconventional poetry and insightful expositions converge. However, when taking this tour and start interacting with her work, you come to realize that it goes beyond an artful blend and becomes mediation on activism and literary aesthetics. Rankine illustrates how the constancy of racism in human social interaction, politics, and the media undermines black identity with the effect of nearly rendering it invisible, or flatters it as a means of tokenism to perpetuate white supremacy. What makes this work even more brilliant is that Rankine fully implicates you, the reader, in every racist assault on humanity that is taking place. In this reflection, I intend to analyze some of the themes, the impact it has had on me and the degree to which this text can be used as a tool to facilitate critical dialogue about matters of race, implicit bias, the conventions and social constructs that serve to divide societies.

Considering the narrative structure, Rankine’s Citizen also generates an effect of awe on the reader. The text is nonlinear and this composition works in her favor enhancing the flow between the seemingly disjointed images and the ideas she presents. Among those ideas, the irony of black visibility takes the central stage and the black body turns into a canvas where she exposes the double consciousness of black life in the United States. She explains that the racist language that is sometimes perceived as being used to ‘denigrate and erase’ the black community is (other times) the very instrument by which the black community is validated. She introduces several situations displaying various forms of microaggressions that a black person may encounter on a daily basis. Contrary to mainstream belief (and under the white eye), fetishizing the black body (like any other body) is far from being a positive action. Through her prose, she intends to denounce the fact that this way of stereotyping only helps to perpetuate the objectification of bodies and the perception of the different ‘other’ not as an equal. Furthermore, Rankine illustrates the invisibility of black identity, such as when “you are not the guy and still you fit the description because there is only one guy who is always the guy fitting the description” (105). This homogenization of black identities diminishes black visibility by reducing and confining the black community to limited stereotypes.

In some sections, Rankine’s writing moves into the abstract detailing the transition of the sighs into the aches. An intimate and vulnerable description of the sensations become more relatable and the reader cannot help but identify themself with them. The moan and the sigh, both labored though different kinds of breath, suggest a means of survival, expressing the vulnerability and dehumanization to which black people are subjected when confronted with their ‘less than’ status in American history and contemporary culture. «The sigh is the pathway to breath; it allows breathing. That’s just self-preservation. No one fabricates that. You sit down, you sigh. You stand up, you sigh. The sighing is a worrying exhale of an ache” (60). Thus, they represent the exhaustion that comes from a lifetime of confrontation with structural racism. The body speaks and whenever under situations of stress, it manifests in different forms. In Rankine’s essay, the mouth plays an important role since through it, diverse ways of expressing subconscious bodily sensations are produced, more significantly, the ‘voice’. The voice has a powerful meaning given that on one hand, it is a symbol of the self: writing a book is believed to be the writer’s attempt to develop his or her voice. Besides, its strength lies in the importance of ‘voicing’ an opinion to claim the right to be heard and to be recognized as an individual. On the other hand, it is a symbol for the physical capacity to speak; and at the same time, it allows the personal decision to remain silent.  

Interestingly, she uses highly metaphorical language to describe sensations; she uses poetry to contrast the present with the past by evoking memory; especially the memory of ancient, stored pain. “You like to think memory goes far back though remembering was never recommended. Forget all that, the world says. The world’s had a lot of practice. No one should adhere to the facts that contribute to narrative, the facts that create lives. To your mind, feelings are what create a person, something unwilling, something wild vandalizing whatever the skull holds. Those sensations form a someone. The headaches begin then. Don’t wear sunglasses in the house, the world says, though they soothe, soothe sight, soothe you” (61). Memory brings back moments of pain, isolation, ostracization, and discrimination. It is sometimes better not to remember, to live in a kind of autopilot mode by benumbing all kinds of sensations.

Addressability is at the heart of Citizen. One of the most powerful strategies that Rankine uses is to address the reader directly, which creates a kind of living and hypothetical storyline that allows the reader to co-write the text. Even in moments when “you” or “your” describe the speaker, the reader is still somehow implicated and involved in the telling of the story. The author refers to herself as “you,” an invitation for the reader to stand in her place. In an interview, she stated: “I also found it funny to think about blackness as the second person. That was just sort of funny. Not the first person, but the second person, the other person [laughs][1].”

Even though the process of reading Citizen may generate feelings of distress, I overall found it a positive experience. She rather manages to approach the themes and ideas with some hints of humor and in a more contemplative way than an attack. She effectively creates a space within which each of us can explore our socialization process and make the conscious decision to rethink our understanding of race. Although the language that she uses is at times formal and elevated, it is mostly colloquial, which makes it a valuable material for academic purposes as well as for informal settings. Besides, it has the effect of inviting the reader to examine the underlying force that perpetuates racial injustice. Finally, she proposes a rather positive way to endure the problem of racism. The stanza “move on, let it go, come on” conveys a hopeful message but not in the way of ‘don’t worry, be happy’, but as an invitation to persevere without ignoring the core problem, and to continue with the fight against racism.

All in all, the strategy of using a non-conventional narrative structure of not following a chronological order gives the reader a feeling of interaction with an art piece. Additionally, the possibility of jumping from one section to the next one gives the impression of being playing a sort of artistic hopscotch. The playful character of her work is another element that I find utterly creative. Notably, the hybridity of her work makes it an enjoyable experience where you can find yourself identified with, in the end, we are all hybrids in a way or another. As aforementioned, this text is more than a mere piece of writing. It allows the reader to interact with its content and generates crucial discussions about the dangers of racial injustice, implicit bias, and divisive social constructions. Claudia Rankine, through her work, intends to evoke a sense of responsibility and determination to change the course of humanity’s evolution by giving an open ending to her book.

“I can hear the even breathing that creates passages to dreams. And yes, I want to interrupt to tell him her us you me I don’t know how to end what doesn’t have an ending.

Bibliography                              

Rankine, Claudia. Citizen: an American lyric. Graywolf Press, 2014.

Rankine, Claudia. Interview by Meara Sharma. Claudia Rankine on Blackness as the Second Person. 17 November 2014, https://www.guernicamag.com/blackness-as-the-second-person/. Accessed 15 February 2020.


[1] Interview by Meara Sharma. Guernica (November 17, 2014).

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Viajar en tiempo de Coronavirus (COVID 19)

En esta ocasión, comparto un texto que tal vez puede llegar a ser un poco ambicioso pero estamos en tiempos cuasi-apocalípticos o dicho de forma más futbolera, en tiempo de descuento. Así que, me tomo la libertad de escribir como me da la gana (bueno, en verdad siempre lo hice, ahora solo me remito a usar el coronavirus como excusa jajaja). Es así que decidí aventurarme a plasmar mi experiencia de viajar durante la expansión de la pandemia. Pero con este texto no solo pretendo relatar hechos, pensamientos y sensaciones, sino también trataré de hacerlo empleando una escritura lo mas neutra e incluyente posible en términos de género. Pues sí, va a ser un intento de utilizar el lenguaje inclusivo cuando así se requiera.

Tantos años de experiencia viajera me han enseñado que los viajes se viven tres veces: cuando se los planea, cuando se los realiza y cuando se los recuerda. Y la primera etapa, la de la planificación, si bien es una de las más emocionantes, también es una de las que causa más incertidumbre ya que une no sabe que vivencias le depara esta nueva aventura que está por comenzar. Este viaje a Argentina lo tenía planificado hace unos cuantos meses. Había hecho mis cálculos y al terminar de rendir exámenes y entregar mis últimos trabajos (mediados de marzo) tendría unos días, probablemente casi un mes, tal vez un poco más, para tomarme unas vacaciones, visitar a mis amigues y familiares, disfrutar de buen clima y comida y una vez más satisfacer a ese bichito que comienza a picar cuando pasan unos meses sin subir a un avión.

Cuando compré el pasaje ya se hablaba de un virus, pero claro, las concepciones y generalizaciones inculcadas durante siglos de hegemonía occidental me han llevado (y le ha pasado a muches otres también) a pensar que se trataba de un virus allá lejos en alguna ciudad perdida de China donde a algune se le ocurrió comerse un bicho (un murciélago decían) medio crudo; y que se controlaría antes de que se propague. Claramente en ese entonces no se podía pensar en la posibilidad de que afectara a países afluentes. A los mal llamados paises “en desarrollo” tal vez si, probablemente serían los primeros, por razones claramente evidentes: la falta de de un sistema de salud eficiente capaz de cubrir a la población en su totalidad, mas el hecho de tratarse de sociedades que se caracterizan por una estructura oranizacional menos consistente (nuevamente bajo la mirada hegemónica occidental). Sin embargo, después de varios meses es interesante observar como se ha dado vuelta el tablero y como esta pandemia nos tiene a todes en jaque y casi por igual (y es necesario destacar el casi, ya que no todes experimentamos esta situación de aislamiento de la misma forma, en las mismas condiciones y con las mismas necesidades).

Es así como a mediados de marzo el mundo ya estaba empezando a convulsionarse. Recuerdo que los tres días previos a mi viaje pasé los momentos más estresantes e inciertos de mi vida. Mi itinerario original era bastante directo: Nürnberg-Frankfurt y luego Frankfurt-Buenos Aires saliendo un domingo a la tarde para llegar el lunes. Ya el gobierno de mi país había decretado que no entrarían más vuelos proveniente de países infectados a partir del martes posterior a mi supuesto arribo, por ende me sentía relativamente tranquila. El problema era que los cambios se producían con la misma rapidez que viajaban las noticias y se desparramaba el virus. Tenía claro que mi viaje se podía cancelar y que me iba a tener que quedar en Alemania. Y efectivamente uno de mis vuelos se canceló. A partir de ahí me vi sumida en un trajín al mejor estilo película apocalíptica de ciencia ficción: contactando de manera compulsiva a mi agente de viaje, llamando por interminables horas a la aerolínea y yendo al aeropuerto con la intención de dar con alguien que pudiera responder alguna pregunta. Pero siempre me decían lo mismo, tenía que esperar. El vuelo cancelado era el que me llevaría a Frankfurt y al ser cancelado me cambiaron todo el itinerario: volar a Frankfurt el lunes bien temprano, de ahí volar a Panamá y finalmente a Argentina.

Y como era esperable, el vuelo a Panamá también se canceló (ya que el país había cerrado fronteras). Hasta el último momento estuve, sin éxito, tratando de hablar con algune agente de la aerolínea. Así que la noche previa a mi vuelo y por consejo de mi agente de viaje, armé mi valija, dejé casi todo ordenado en mi departamento (y digo casi todo, porque por un lado me olvidé de limpiar el mate pero por el otro tenía la idea casi certera que no viajaría) y me aventuré a pasar la noche en el aeropuerto de Nürnberg ya que mi vuelo salía a las seis de la mañana y no hay colectivos desde Erlangen al aeropuerto durante la madrugada. Pasé alrededor de cuatro horas en un aeropuerto desolado en compañía de amigues haciendo el aguante por mensaje y alguna que otra película de Netflix.

Era la tercera en la fila para hacer el check-in y mi ansiedad era tan grande como mi resignación, como siempre, un cumulo de sentimientos encontrados. A la agente que me atendió le pareció extraño que no me hayan contactado y que no me hayan conseguido alguna otra forma de llegar a Frankfurt la noche anterior ya que el vuelo directo a Buenos Aires si había salido. De ser la tercera persona en ser atendida pasé a ser la última en despachar mi valija. Después de todo ese tiempo y múltiples llamadas y búsquedas, pudieron lograr conseguir una forma de hacerme llegar a Argentina por medio de Colombia. Hasta el día de hoy creo que fue uno de los últimos vuelos que llegaron al país y que indudablemente la suerte estuvo de mi lado (y eternamente agradecida por ello!).

Fue un viaje atípico por muchas y variadas razones. Fue como entrar en otra dimensión que es fascinante pero a la vez aterradora. Por un lado, esa sensación de incertidumbre y temor de llegar al aeropuerto de transito y la posibilidad latente de que se cancele el siguiente vuelo. Por el otro, esa sensación de no saber si el virus esta pululando por tus narices, si la persona que te respira cuando te pasa por el costado no lo tiene, si la superficie que tocaste no te lo pegó. En el aeropuerto de Frankfurt tuve que esperar alrededor de siete horas, lo cual me dio tiempo para comer algo y dormir un rato. Es un aeropuerto bastante grande pero nada fuera de lo común. Si bien, todo el tiempo tomé el recaudo de sentarme en lugares alejados de las personas, aproveché el tiempo para practicar mi actividad favorita cuando estoy viajando: observar. En esta oportunidad más que en otras pude constatar que los aeropuertos son representaciones, en pequeña escala, del mundo. Y especialmente durante estos tiempos tan peculiares pude observar las cosas más bizarras: desde aquella persona vestida cual astronauta con capucha, barbijo y guantes hasta les jóvenes (o no tanto) a los que no les importa nada y se pasean por todo el aeropuerto de lo más tranquiles como si estuvieran en una playa del Caribe (fiel reflejo de la realidad que se puede observar en la actualidad con pandemia declarada).

Al llegar a Bogotá me sentía mucho más animada. Mi compañera de asiento era una de esas obsesivas que llevaba barbijo y limpiaba todo con toallitas desinfectantes cada dos por tres; y yo más que agradecida. Mi sensación de bienestar tenía que ver con varias cuestiones creo. Por un lado, había llegado a América (al continente americano, porque América es un continente, no un país; siempre es bueno aclararlo, por las dudas) y el aeropuerto de Bogotá me pareció muy bonito y cálido (como su gente, según dicen 😉 ). Después de dar una vueltita me dirigí a mi puerta de embarque para verificar que no había cancelación o cambios. Ya bajando las escaleras se podía escuchar el “sheismo” y ver manos por doquier agitándose al son de las palabras. Indudablemente estaba a las puertas del Rio de la Plata, ya que al lado de la puerta de embarque hacia Buenos Aires estaba la que llevaba pasajeres a Montevideo. El vuelo llevaba solo nacionales y residentes de Argentina. Fue la primera vez que viajaba con esta aerolínea y hasta disfrute de una conversación muy amena con mi compañero de asiento (un músico de La Plata muy copado). Finalmente, la odisea concluyó al aterrizar en suelo argentino y a horario. Mis viejes me esperaban en la puerta para emprender nuestro camino hacia Santa Fe y comenzar nuestro confinamiento obligatorio de catorce días.

La cuarentena significa muchas cosas para muchas personas. Es como un gran “Big Brother” pero sin el premio final (y sin el sexo, Damn it!) y con la gran incertidumbre de cuando y como va a terminar todo esto. Y con la incógnita más grande de quienes vamos a ser cuando termine. Evidentemente el mundo tal cual lo conocíamos ya no existe. Se trata de un gran sacudón, de un reordenamiento que no se sabe en que desembocará. Esta pandemia ha barajado las cartas y ha vuelto a dar (y hay que ver qué carta nos toca y que cartas les toca). Hasta antes del COVID 19 el ancho de espada lo tenían los de arriba, los poderoso, los blanquitos, los que decidían el rumbo del mundo y así estábamos y así estaba el planeta. Incuestionablemente habrá un antes y un después pero como muchos otros hechos históricos de semejante magnitud, se saldrá de esto. ¿Mejores? ¿Más sabies? ¿Más humanes? No quiero ser pesimista pero las pandemias históricas anteriores a esta también han cambiado el rumbo de la humanidad y la han llevado a donde estábamos ¿será que el ser humano tiene una memoria muy frágil? ¿Será que el egotismo impregnado en el ADN no nos deja mirar más allá de nuestras narices y mucho menos hacia atrás?

Hay quienes insisten en que este momento tan convulsionado tiene que dejarnos una enseñanza, que si o si tenemos que aprender algo y sinceramente no creo que necesariamente tenga que ser así. Que la vida es corta, eso está más que claro, son dos días y ya estamos transitando el primero. Claramente la cuarentena no es algo que nos guste a todxs (supongo que algunxs introvertidxs no ven nada de malo en eso) pero creo que hay que tatar de sacarle partido. Debo admitir que en cierta forma he corrido con un poco de ventaja ya que las semanas previas a viajar fueron días de exámenes y presentación de trabajos así que tuve que permanecer encerrada estudiando, leyendo y escribiendo por unas cuantas semanas. Ha sido como un training para lo que estaba por venir. Sin embargo, cuando sos argentine (o de algún otro lado de América Latina) el tema del “social distancing” es cosa seria. Los besos y abrazos son parte integral de tu forma de comunicar y la mano en el hombro o en el brazo indiscutiblemente tiene que acompañar  el “te escucho” o “escuchame”.

 Creo que también corro un poco con ventaja en el tema este de las video llamadas. Obviamente no reemplazan esa conexión única que se establece cuando se está cara a cara con la otra persona (y mate de por medio), pero los años de nomadismo han transformado esta forma de comunicación en la herramienta indispensable para mantener a mis afectos de alguna forma más cerca, aunque sea a través de una pantalla.  Sin embargo no puedo negar que es tremendamente duro volver a tu país y no poder demostrarle a mis amigues y familiares (que están ahí, tan cerca) lo mucho que los he extrañado y de la forma más argentina posible: a los besos y achuchones.

Ciertamente, estos dos meses de cuarentena han sido únicos y peculiares: tener que ver a mi hermana desde la ventana de la casa mientras deja la compra en la puerta y no poder tocarla, pasarme más de un mes sin maquillarme y hacerme las uñas, terminar una relación amorosa, hacer actividad física con más regularidad, tener todo el tiempo del mundo y que no te alcance, leer y disfrutar de observar, acariciar y jugar con Simone.

Claramente son tiempos que invitan a pensar. Han surgido múltiples y curiosas teorías de conspiración sobre el origen de este virus y que intereses hay detrás. Más allá de eso, muchas preguntas rondan mi mente: ¿por qué internet no ha colapsado? ¿Por qué el sistema energético no ha colapsado (especialmente en países como el mío donde la calidad es bastante mala)? Me llama poderosamente la atención como puede ser que billones de personas se encuentran en confinamiento haciendo amplio uso de la red para diversas cosas y que la calidad de la conectividad no haya disminuido substancialmente, ni que hayan habido largos lapsos de tiempo sin energía eléctrica.

En fin, son pensamientos de cuarentena que en el futuro muy probablemente queden en el recuerdo de esta entrada. Desde mi argentina sigo en casa, cuidándome y cuidándoles, esperando las siguientes novedades, viendo la posibilidad de viajar de vuelta a Alemania y trabajando en mi tesis final, algo que me tiene absolutamente entusiasmada y que probablemente sea contenido para futuras entradas.

Ah … y haciendo lo que hay que hacer cuando uno vuelve a casa, disfrutar de los afectos y  …

Hoy más que nunca … a cuidarse! Y a quedarse en casa!

Andrea

 

 

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Una escapada a Sudáfrica

Esta entrada está lejos de ser un balance del año. De hecho, recién ahora, a comienzos de mis vacaciones de invierno (que no van a ser tan vacaciones) puedo dedicar un poco de tiempo a mi blog, el cual he descuidado en estos últimos meses absorbida por el trajín de la vida universitaria, el trabajo y las obligaciones sociales.

A dos meses de mi regreso, miro las fotos de mi voluntariado en Sudáfrica y pareciera que fue un sueño que pasó hace mucho mucho tiempo. Realmente me asusta lo rápido que pasa el tiempo. Esas dos semanas fueron realmente un cambio drástico en mi vida y en mi rutina, en todos los sentidos. No solo por el hecho de estar en otro continente con un clima y geografía totalmente opuesta, sino porque hasta mis horarios y actividades dieron un vuelco muy inusual.

El pueblito

St. Lucía es una ciudad costera encantadora, famosa por su vida salvaje, una gran población de hipopótamos y cocodrilos y el avistamiento de ballenas que se puede disfrutar desde junio hasta noviembre.

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Si bien el concurso que gané lo organizó una empresa que se llama Kaya Responsible Travel; ésta trabaja en cooperación con African Impact y uno de sus representantes era quien estaba esperándome para explicarme lo básico del lugar donde me hospedaba. El lodge está ubicado en el centro de la ciudad, rodeado de bares, restaurantes, supermercados y a unos veinte minutos de la playa. Al haber solamente tres voluntarios en el momento que llegué, tuve la suerte de tener una habitación para mí sola. La casa de los voluntarios consiste en una casa con unas cinco o seis habitaciones de diferente tamaño con camas cuchetas y baño incluido. Hay un comedor y living donde teníamos las reuniones o preparábamos nuestras actividades. También hay una pileta que se comparte con los otros lodges de la zona.

Mi rutina

Al día siguiente de mi llegada, comenzaron mis dos semanas intensivas. El primer día tuve un entrenamiento para interiorizarme con el programa, la organización y la cultura. Conocí a los colaboradores y las personas que trabajan en la casa (todos ellos Zulu). African Impact es una organización bastante grande que tiene oficinas en varias regiones de África. En St. Lucia se focaliza en brindar apoyo a la comunidad local de diversas maneras.

Entre los diferentes proyectos se encuentra la construcción de guarderías para educar a estudiantes diariamente en una forma segura creando un ambiente de aprendizaje positivo. A través del empoderamiento familiar se busca mejorar las dificultades de familias otorgando asistencia sanitaria y promoviendo un enriquecimiento educativo. Por medio de la asistencia sanitaria domiciliaria se administra atención médica y recursos a pacientes ancianos y crónicos en sus hogares. El apoyo educativo preescolar proporciona valiosos recursos educativos, instalaciones de aula y parques infantiles seguros. Y finalmente el desarrollo del profesorado rural, actividad en la cual tuve la suerte de participar, capacita a maestros rurales desarrollando sus habilidades para que puedan desempeñar sus roles de forma segura y positiva de acuerdo a las necesidades de la comunidad.

Rápidamente tuve que ajustarme a una rutina totalmente diferente y con una dinámica completamente nueva. Todos los días me levantaba alrededor de las siete de la mañana y me acostaba alrededor de las diez de la noche (quien te ha visto y quien te ve! jajaja). No he parado en ningún momento, ni siquiera los fines de semana, ya que aproveché esos días para participar de diferentes actividades y tours. En las mañanas iba a los creche casi siempre con alguna persona diferente quien traducía y ayudaba a poner orden en las pequeñas aulas. La primera semana estuve trabajando con otra voluntaria, una chica belga de unos diecinueve años. En las tardes teníamos actividades diferentes como ¨Reading Club¨, ¨After School Club¨ y también preparábamos algunas actividades para una familia que la organización está brindando ayuda.

La experiencia fue positiva en muchos aspectos. Es una organización que está bien establecida y reciben donaciones lo que permite que tengan material suficiente para preparar las clases y también para asistir a personas con diferentes tipos de enfermedades y problemas. Es una organización que está muy comprometida con la comunidad y no solo comenzaron un proyecto para hacer ladrillos ecológicos con botellas de plástico, sino que también han logrado juntar fondos para construir una casa para una familia que se encuentra en una situación muy delicada ya que el pilar, o sea la madre, falleció hace poco tiempo dejando desamparadas a un grupo de hermanas de diferentes edades con sus respectivos hijos y con una evidente ausencia de responsabilidad paterna. Afortunadamente, he podido presenciar el momento de darles la buena noticia.

Se trata de mujeres con una educación y posibilidades muy limitadas. Pero aun así, he observado como algunas de ellas, al volver del colegio se ocupan de sus hijos y como entre todas se apoyan para poder salir adelante. A dos meses de mi vuelta, pienso en aquella familia y no puedo dejar de frustrarme cuando escucho a la gente diciendo que el pobre es pobre porque quiere, porque no hace nada para salir de eso, porque es vago. Me indigna tanta ignorancia, tanta falta de empatía, tanta deshumanización!

Experiencias inolvidables

Si bien no he tenido demasiado tiempo libre, pero he tenido el suficiente para hacer algunas de las actividades que más captaron mi atención. En la primera semana pude experimentar la cultura Zulu. Con la otra voluntaria, una holandesa de diecisiete años, fuimos a una zona que se llama Khula donde nos explicaron un poco sobre la cultura, tradiciones e  historia de esta cultura tan particular. También nos probamos las vestimentas típicas y bailamos algunas de sus danzas finalizando la noche con una cena típica.

Para ver fotos hacer click en el link

Aprovechando el fin de semana, hice un safari por el iSimangaliso Wetlands Park que duró todo el sábado. Hemos podido ver diferentes especies de animales como rinocerontes, búfalos y cebras entre otras especies variadas. El guía nos explicó que no se pueden encontrar leones en esta zona por la vegetación, ya que no se podrían camuflar fácilmente y serían presa fácil. Luego hicimos una parada en la playa donde disfrutamos del sol y un lugar paradisiaco y almorzamos braai, el asado típico de Sudáfrica. Finalmente, emprendimos el regreso parando para sacar fotos a más fauna autóctona.

Para ver fotos hacer click en el link 

Aunque el clima no fue muy propicio el domingo, decidí hacer el tour para ver a los hipopótamos y cocodrilos. Como ya he comentado, mi tiempo era limitado y no quería perderme a los habitantes estrellas de St Lucia. Si bien el día estaba muy ventoso, pudimos ver cocodrilos, aves y cientos de hipopótamos; algunos entrando y saliendo del agua mientras otros nos observaban con el agua hasta los ojos. La población es tan grande que se los puede ver caminando por la ciudad o durmiendo en algún parque. Eso sí, hay que tener cuidado ya que pueden llegar a ser bastante agresivos y son una de las principales causas de muerte en la zona.

Para ver fotos hacer click en el link 

Otros habitantes de St Lucia que son absolutamente adorables pero peligrosos son los monos, ya que son ladrones y no le temen a los humanos. Las puertas y ventanas de la casa de los voluntarios debían permanecer cerradas para evitar que se roben la comida. En ocasiones  poníamos una serpiente de peluche en la mesa, ya que extrañamente los asustaba.

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 Los highlights

No deja de asombrarme el hecho de que en tan poco tiempo pasen tantas cosas. Pareciera que la mente estallara al recibir tanta información, tantas sensaciones, tantos colores, tanta música  y tanta cultura. El último día de trabajo fuimos espontáneamente invitados a una boda (cosa que parece ser bastante común por estos lares). Como estábamos ocupados, decidimos pasar un rato y estaban en los inicios. Las bodas Zulu suelen durar varios días y tiene varias etapas. Cuando llegamos estaban por sacrificar una vaca (algo tradicional de la cultura). Mientras las otras voluntarias decidieron meterse dentro de la casa para evitar el ritual sangriento, decidí presenciarlo pero no por morbo, sino mas bien porque si bien es un poco doloroso, es parte de la cultura y no sé cuando voy a volver a presenciar algo así (aclaración: la carne se come durante el festejo y el cuero es utilizado para diferentes cosas). A la tardecita, decidimos pasar nuevamente un rato y pudimos compartir el asado con los comensales y probar la carne.

El momento más épico de esta aventura sudafricana fue durante el safari. Habíamos visto una variada cantidad de animales pero todos estábamos un poco ansiosos por ver a los colosales: los elefantes. En un momento cruzamos otro vehículo y el conductor nos informa que más adelante había uno de ellos. Al llegar al lugar el guía paró el coche y comenzamos a fotografiar y hacer videos todos en absoluto silencio. De repente vemos que se acerca otro, quien luego de interactuar por unos instantes con el que ya estaba se dirige directamente hacia nosotros y se para justo enfrente moviendo las orejas y resoplando. Todos quedamos completamente atónitos e inmóviles. Luego de unos minutos vuelve con su compañer@. Sorpresivamente, el guía nos comentó que esta fue la primera vez que ve un elefante tan de cerca. Son animales de una belleza absoluta pero son muy imponentes (y pueden llegar a asustar un poco).

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… pero no hay que olvidarse que estamos en África

Obviamente no todo fue color de rosas, estamos en África con todo lo que ello implica. Las generalizaciones son espantosas y siempre trato de evitarlas (aunque me cuesta muchísimo). Sin embargo, aquellos que hayan experimentado alguna cultura del continente africano creo que coincidirán conmigo en que tienes algunas características similares. Como por ejemplo, la impuntualidad, la poca practicidad, que todo lleve más tiempo de lo previsto, la informalidad, etc. Viniendo de un país latinoamericano y el haber vivido en otro país africano, me ha preparado para que pueda manjera un poco estas cuestiones y no me afecten tanto. Este tipo de experiencias te hacen cambiar la perspectiva y ser más positiv@. ¿Cómo se sobrevive tres días sin internet? Pues, no voy a negar que había momentos que me sentía muy frustrada, pero claramente tiene su lado positivo: iba a un café llamado ¨The Dirty Dog¨ (que estaba a la vuelta de la casa) para poder usar el internet y aprovechaba para conocer más a las otras voluntarias y a la gente local. También fue un buen momento para leer, mirar películas y compartir tiempo con las voluntarias y les colaboradores. Además fue una buena oportunidad para hacer un detox de las redes sociales y la tecnología. En definitiva, se trata de sacar algo positivo de todo tipo de experiencias.

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Y una vez más puedo confirmar que África no me ha decepcionado. Tal vez Egipto sea el lugar que menos me ha gustado hasta ahora, pero igualmente tengo muy buenos recuerdos de mi viaje por esas tierras.

El último sábado, con mochila al hombro y trenzas en la cabeza comencé mi caminata hacia la playa Jabula donde pasé un día maravilloso al sol y disfrutando del mar y la compañía de un grupo de amigues locales que se pusieron a hablar conmigo y me convidaron con unas papitas y unas bebidas. Intercambiamos opiniones y experiencias mientras nos reíamos mucho al ritmo del reggaetón.

No me voy a cansar de insistir en que dos semanas en Sudáfrica no es suficiente pero si es una muy buena razón para volver.

 

A cuidarse!

Andrea

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My first week volunteering in South Africa

“Don’t give up until a difference is made. Be the change that you wish to see in the world.”

I once came across these two meaningful quotes and I found them profoundly touching. And I’m absolutely convinced that that change can only be made through education. That’s one of the main reasons why I decided to join the HIV/AIDS Education and Day Care Volunteering project in South Africa. I am an Argentinean teacher of English who once decided to expand her horizon and to discover what is there in this huge world waiting for her and how she can contribute to make it a better place to live. Two of my life’s main passions are teaching and travelling. Fortunately, I have had the opportunity to combine them and live abroad for the past fourteen years as a language teacher! What’s more, I’ve been lucky enough to enjoy different types of travelling, mainly being responsible, long term ¨slow¨ travelling. It has been the pleasure of my life to appreciate, understand and respect cultures from the inside and not just as a tourist.

In addition, I’ve always had the urge, need, and inner desire to help others. This is the most important part of responsible travelling. I’m convinced that it’s time that we become active participants of a global community and not just simply passive spectators if we want the world to be a better place. This is my second time to volunteer in the African continent. I previously volunteered as an English teacher for an organization whose aim is to foster positive cross-cultural communication in Sudan, a complex but captivating country that is greatly misunderstood globally.

I’ve been in St. Lucia for a short period of time; however, my experience has been very different but absolutely positive so far. This project focuses on community education by supporting eight local creches (day care centers) that prepare young children for primary school and a range of additional community based activities, such as ‘Reading Club’ and ‘After School Club.’ Day after day, I’m learning more about the educational system in this area and I find it fascinating. English is the official language in South Africa, but there are many other important languages such as isiZulu in KwaZulu-Natal. Students are instructed in isiZulu until they start Grade 4 when English becomes the medium of instruction. This is the first time I encounter such a complex situation and I’m curious about how that works. Certainly there must be challenges and the students who struggle the most are usually the ones with less opportunities and limited exposure to English.

Due to this reason, I find the job we are doing at the crenches so significant. We are not only teaching them colors, numbers and shapes, but also reading stories. Telling and listening to stories are highly valued because through stories, children are exposed to rich and complex forms of language. What’s more, the process of learning is not one unidirectional, it’s a two-way process: we also learn a great deal from these little people whose bright smiles and deep eyes teach us that happiness is around us, nearer than we think and that it has nothing to do with material possessions but with friendship, love and generosity. I could spend hours observing them, their faces, and the way they learn, run and play. I find it deeply interesting how from such a young age they start to shape their personalities. In this group of around 10-12 kids we can find the ‘rapper,’ the absolutely extroverted kid who is talented at singing and dancing and whose posture shows a future pop star. We also have the ‘photographer,’ whose ability to take some shots and record videos from a mobile phone may be quite impressive. Of course, there’s the ‘relaxed’ one who doesn’t seem to worry about anything. Finally, we have the cute girls who are always ready to show their affection and to climb up on you, touch your hair or your face (and your tattoos, in my case).

There’s still one more week to go and I’m really excited to see what else is there for me to discover and experience in this fabulous country. St. Lucia is a charming waterfront town, famous for its wildlife and fishing. I’m deeply looking forward to going on a hippo and crocodile tour and a safari, and to learn more about this fascinating culture and its people.

I’m well aware that two weeks is not enough and that this is just a taste of South Africa… a good enough reason to come back!

A cuidarse!

Andrea

PS: This entry was written during my stay in St Lucia. At the moment, I’m back in Germany returning to my daily routine as a MA student.

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Tiempo de volver a África … tiempo de seguir voluntariando!

— English version see below —

Hola Mundo!!!

Y siguen los momentos de cambios y sorpresas. Por alguna extraña razón las tierras africanas me siguen tirando. Tantos buenos recuerdos, tanta gente maravillosa y cuanta diversidad cultural.

El próximo mes de octubre participaré en un proyecto maravilloso: HIV/AIDS Education and Day Care Volunteering in South Africa. Este proyecto se focaliza en la educación comunitaria al apoyar ocho guarderías locales que preparan a niños pequeños para comenzar la escuela primaria y una variedad de actividades adicionales relacionadas con la comunidad. El objetivo no es solo mejorar la educación de los niños, sino también capacitar a los maestros, muchos de los cuales nunca han recibido capacitación profesional. Estoy interesada en este proyecto porque me gustaría aprender más sobre los desafíos que enfrentan las comunidades rurales, aprender más sobre la cultura, participar en un programa educativo en Sudáfrica y crear conciencia para ayudar a prevenir la propagación del virus del VIH / SIDA. Si bien tengo experiencia previa como voluntaria -he vivido y trabajado en Sudán durante aproximadamente un año y dos meses como voluntaria para una ONG llamada SVP (Sudan Volunteer Programme)-, en esta ocasión se trata de un proyecto totalmente diferente porque estaré trabajando con niños, participando en proyectos comunitarios y participando en un grupo de apoyo para personas afectadas por el virus.

Estoy super entusiasmada con este proyecto y veo esta oportunidad como una señal, un regalo especial e inesperado. Afortunadamente, gané un concurso organizado por Kaya Responsible Travel. (Siguiendo este enlace, pueden leer mi entrada y comentarios: https://www.kayavolunteer.com/win-a-free-volunteer-placement-the-shortlist/). Pero el premio es solo la estadía por dos semanas, lo demás tengo que costeármelo yo.

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Estoy absolutamente segura de que vivir y trabajar como voluntaria en Sudáfrica será una experiencia muy gratificante y me brindará la oportunidad única de contribuir activamente con el desarrollo de la región. También me ayudará a aprender mucho sobre mí y el mundo que nos rodea. Mi objetivo en la vida es continuar desarrollando mi profesionalismo y multiculturalismo aún más y poder inspirar a viajeros, soñadores y generaciones futuras. Creo que ahora, estoy lista para una nueva experiencia desafiante en un país nuevo y alucinante. Espero poder continuar abriendo mi mente, desarrollar mi conciencia cultural y finalmente convertirme en una mejor viajera global y responsable.

Hagan click en este link para ver un video maravilloso que realizo mi hermana, Elsa Collados: https://youtu.be/phSS3keUfF8

Ya ha comenzado la cuenta regresiva y mi cuerpito ya no puede de tanta emoción… en 2 semanas estaré pisando tierras africanas nuevamente!

A cuidarse! 🙂

Andrea

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Hello World!

This coming October I’ll be participating in a wonderful project: HIV/AIDS Education and Day Care Volunteering in South Africa. This project focuses on community St Lucia projecteducation by supporting eight local creches (day care centers) that prepare young children for primary school and a range of additional community based activities. The goal is not just to improve the children’s education, but also to develop the teachers’ skills, many of whom have had no professional training.  I’m interested in this project because I would like to learn more about the challenges that rural communities face, to learn more about the culture, participate in an educational programme in South Africa and raise awareness to help prevent the spread of the HIV/AIDS virus. I have some previous experience volunteering: I’ve lived and worked in Sudan for about one year and two months as a volunteer for a NGO called SVP (Sudan Volunteer Programme).

I’m super excited about this project and I see this opportunity as a sign; a special and unexpected gift. Luckily, I won a competition organized by Kaya Responsible Travel. If you follow this link, you can read my entry and comments:  https://www.kayavolunteer.com/win-a-free-volunteer-placement-the-shortlist/.

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I’m absolutely sure that living and working as a volunteer in South Africa will be a very rewarding experience and give me the unique opportunity to contribute actively to the development needs of the region. It will also help me to learn about myself and the world. My goal in life is to continue developing myself professionally and culturally to inspire other travelers, dreamers and future generations to do the same.  I believe that now I’m ready for a new challenging experience in an exciting new country. I expect to get a more ample view of the world, continue to open my mind, develop my cultural awareness; and finally to become a better global responsible traveler.

Following this link you’ll find a wonderful video made by my sister Elsa Collados: https://youtu.be/phSS3keUfF8

The countdown has already started and I’m extremely happy… in two weeks I’ll be stepping on African land again!

Take care! 🙂

Andrea

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Back to Uni … and in my 40s !!!

Nuevamente debo decir que no creo en las casualidades, sino en las causalidades. Hace unos días llegué de unas minis vacaciones en Berlín, en donde además de recorrer algunos lugares turísticos, también viví momentos muy interesantes e intensos que me han transportado por unos instantes a mi Sudan querido. Tuve la oportunidad de participar en una protesta (si haces click en la palabra encontraras mas información sobre el tema)  y compartir unas charlas maravillosas con sudaneses y desde entonces me volvieron las ganas de escribir.

Pero mi vida en Sudan ya ha terminado, mas allá de estos flashbacks esporádicos pero tan reconfortantes. En esta oportunidad, voy a relatar el nuevo cambio que ha experimentado mi vida en estos últimos seis meses. Luego de unos ocho meses en mi tierra natal, disfrutando de la familia y amigos, trabajando, viajando y preparándome para la siguiente etapa, me embarco en este nuevo desafío que es comenzar mi maestría en una universidad alemana y volver a vivir en Europa después de tanto tiempo y tantos cambios.

¿Por qué hacer una maestría?

¿Y por qué no? Formarse de forma continua debería ser parte de la vida de todo ser humano (según mi perspectiva). Desde que me recibí como profe de ingles en el 2001 siempre estuve haciendo cursos presenciales y online, yendo a conferencias, charlas y seminarios relacionados a la docencia y sobre todo a la enseñanza y aprendizaje de idiomas. Luego de 13 años de trabajar y viajar por diferentes países consideré que ya era hora de seguir desarrollando mi profesión de una manera más formal académicamente hablando. Algo que no solo me beneficiaria personalmente sino que también a nivel profesional y laboral. Tener un máster en mi CV podría abrirme nuevas puertas y conseguir mejores condiciones laborales (eso espero, fingers crossed!)

¿Por qué Alemania?

A decir verdad, Alemania nunca ha sido un destino por excelencia para mí, pero muchos de los lugares donde he vivido no lo han sido tampoco y cada uno formó parte importante de mi vida y tienen su rinconcito en mi corazón. Lugar preferido de mi madre si los hay y cualquiera que la conozca le habrá escuchado decir en más de una ocasión lo maravilloso que es este país y su cultura y de todo lo que se aprende mirando la “Deutsche Welle”. En realidad la idea empezó a tomar forma estando en Sudan y en contacto con amigos que estudian alemán. De a poco empecé a investigar sobre universidades, procesos, requisitos, visas y demás. Para mi sorpresa, la mayoría de las universidades acá son gratis o solo hay que pagar un arancel mínimo comparado con lo que se puede llegar a pagar en Estados Unidos o Australia. Una vez ya en Argentina comencé con el papelerío y aplique a siete universidades de las cuales fui aceptada en cinco. Fue un proceso relativamente largo pero sin complicaciones, bien al estilo Alemán.

De creer o reventar

Los misterios de la vida me siguen sorprendiendo día a día. Estando de vacaciones en Córdoba con mi familia, en un lugar muy místico, con una energía renovadora y una paz poco frecuente, había decidido que era el lugar ideal para inspirarme y escribir las cartas de motivación para las universidades. Después de leer algunos escritos de años anteriores, me detengo en uno en el que expresaba mis proyectos luego de finalizar mi estadía en Estados Unidos como Teaching Assistant (allá lejos y en el tiempo, probablemente años 2004 o 2005). Realmente quede boquiabierta cuando leo que mis planes eran regresar a Argentina, hacer mis estudios de post grado y probablemente estudiar otro idioma: ALEMAN (chan chan chan!). Hasta el día de hoy no puedo acordarme porque había elegido ese idioma. Recuerdo vagamente que tenia cierto interés, me parecía una lengua extraña, pero no me acuerdo haber tenido esa misma determinación que había expresado en ese documento (las vueltas de la vida son muy extrañas y graciosas ).

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Peñón del indio enamorado, Cordoba, Argentina

¿Se puede estudiar en Alemania sin saber el idioma?

Yo diría que la pregunta debería ser: ¿Se puede vivir en cualquier país sin hablar el idioma? Y por supuesto que sí, de hecho lo he hecho en más de una ocasión. Lo que también es cierto es que no es lo ideal. Al no saber el idioma se pierde mucho sobre la cultura y al poder manejarlo se evitan malentendidos y frustraciones, además del innegable beneficio de poder hablar otra lengua.

También me han preguntado cómo es que estoy haciendo mi máster acá sin manejar el idioma. Lo más interesante de este máster, Las Americas/The Americas, es que es bilingüe (uno de los únicos en Alemania tengo entendido), español e ingles y también es posible tomar algunos cursos en alemán (algo que por obvias razones no hago ni haré). Pero no quiero dar la imagen de ser una terca negada con la lengua de Shopenhauer, ya he pasado el nivel A1.1 de Deutsch y vamos por mas!

¿Por qué a los 40?  

Creo que esa pregunta ya fue respondida con anterioridad. El aprendizaje continuo y los desafíos deberían ser una constante en la vida de todes. (Y no sé porque el corrector de Word me subraya esa palabra en rojo … Jajaja … No voy a entrar en ese tema, este post no es para eso 😉 )

“Pros” …

Muchos. Más allá de los beneficios intelectuales, está comprobado científicamente que el aprendizaje constante retarda el envejecimiento. Una mente activa es una mente joven. También al volver a un entorno estudiantil, rodeado de gente joven y llevando una vida activa, revitaliza el cuerpo, espíritu y el alma (si si, ya sé que suena un poco vampírico, la jovata que viene a chuparle la juventud a estas pobres criaturitas universitaria, y tal vez si ¿quién sabe? Jajaja).

 …and “cons”  

Me cuesta encontrar algún aspecto negativo. Lo menos favorable en mi situación es estar limitada en tema de becas, ya que la mayoría tienen restricciones de edad que llegan hasta alrededor de los 35 años y que al tener visa de estudiante, también estoy limitada en el número de días y horas que puedo trabajar. Por otro lado, una ya no tiene la misma vitalidad que a los veinte, pero creo que eso se compensa con los avances de la tecnología, algo que se agradece muchísimo! (Me recibí en el 2001, en aquella época no existían los smartphones, el acceso a internet era muy precario y lento y casi no existian versiones digitales de los libros y diccionarios. Estudiar en las condiciones que se puede en este momento de la historia y también en un lugar como este, es realmente un privilegio. También soy consciente que en muchas otras partes del mundo la situación es mucho más desfavorable, aunque vivamos en un mundo moderno y globalizado).

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Jamás pares de aprender porque la vida nunca deja de enseñarte

Primeras impresiones

No distan mucho de la imagen que uno tiene de Alemania. Especialmente porque estoy en una zona más “alemana” si se quiere. La zona de Baviera y más precisamente Franconia Media, son más tradicionales y por ende se puede apreciar una arquitectura más típica alemana, obviamente en comparación con ciudades más cosmopolitas como Berlín para dar un ejemplo.

Un pueblito llamado Erlangen

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Tiene su encanto, aunque es una ciudad muy pequeña obviamente opacada por el tamaño, la historia y el castillo de la ciudad vecina, Nürnberg. En lo personal me gusta mucho y hasta ahora me siento muy cómoda. Es una ciudad universitaria por excelencia, en consecuencia durante el receso se convierte en una pseudo-ciudad fantasma. Lamentablemente para mi bolsillo, es una de las ciudades más caras del país y esto se debe en parte a que algunas grandes empresas como Siemens y Adidas se han establecido en esta zona. También es una ciudad muy cosmopolita, sobre todo porque la universidad, FAU, ofrece programas en ingles y también en español como es el caso de mi Máster. Si hay algo que me fascina es ir caminando por las calles y cruzarme con gente de diferentes culturas, etnias y religiones.

Algo que me llamó poderosamente la atención es la gran cantidad de argentinos que hay en esta zona.  De grandes ciudades como Múnich o Berlín no me sorprendería en absoluto, ¿pero en esta ciudad tan pequeña? También es cierto que hay una gran comunidad alemana en Argentina y además ha habido grandes flujos de inmigrantes alemanes a lo largo de la historia. La gran mayoría de los argentinos que viven en Erlangen se han radicado hace muchos años y muchos de ellos exiliados por las dictaduras.

La vida del estudiante

Estoy convencida que es el mejor momento en la vida de todo ser humano (Pura felicidad! 😉 ) básicamente porque incluye un balance de factores muy interesantes:

  • El Yin – La cara seria (o responsable?)

Cursar, estudiar, hacer trabajos, asistir a talleres, conferencias y simposios. Presentar trabajos y rendir exámenes. Presentar tesis! Pero también asistir a muchos otros eventos culturales muy interesantes relacionados a la universidad y/o a otras entidades o asociaciones.

  • El Yang – La cara fiestera

¿Te parece ir de fiesta con 40 tacos?  ¡Ya va siendo hora que sientes cabeza, que formes una familia! Se te va a pasar el arroz (jajaaj) Esas y muchas más serian algunas de las preguntas y comentarios que se podrían llegar a escuchar en ciudades chicas como Santa Fe. A los cuales respondería: ¿Acaso hay una sola forma de vivir? ¿Por qué debería estar mal divertirse a los 40 como cuando tenías 20? ¿Quién determina que estilo de vida está bien y cual está mal? (Ese tipo de posturas tan prejuiciosas  siempre me han irritado mucho, pero ahora me causan mucha gracia, será porque realmente me importa muy poco lo que piense la gente)

Tengo que admitir que claramente estoy muy lejos de mis 20 y que mi cuerpo lo sabe y me lo recuerda cuando me acuesto después de las 5 de la mañana y necesito al menos 2 días para recuperarme (ya no estamos para estos trotes! Jajaja).  Y por supuesto, no puedo dejar de mencionar la parte más importante que es conocer otras culturas, socializar, disfrutar de la naturaleza, hacer nuevos amigos y viajar, viajar y viajaarrrr!

Descubriendo mi latinidad  

Cada etapa de mi vida ha llevado consigo una serie de cambios importantes y profundos. Siempre  pensé cada una de esas etapas, sobre todo las vividas en diferentes países, como una nueva vida vivida, distinta, en donde una determinada “yo” llega y a través del tiempo, las vivencias, los aprendizajes, los golpes y las caídas y los infinitos momentos de felicidad se va transformando hasta convertirse en otra “yo” distinta que a veces decide quedarse un poco más o tal vez que considera que ya es tiempo de volar nuevamente. Una vez escuche de un maestro de yoga y budista que las reencarnaciones no se producen después de la muerte, sino que se producen en cada una de las transformaciones que vamos viviendo a lo largo de nuestras vidas. Este concepto me encantó y además de que creo en las reencarnaciones, me sentí muy identificada y me gusta la idea de pensar que esta nueva etapa es una nueva reencarnación.

Y en esta nueva reencarnación puedo decir que estoy descubriendo mi latinidad. Supongo que tiene que ver por un lado con mis estudios y por el otro, con el hecho de relacionarme mayormente con personas de diferentes partes de América Latina (Puede sonar muy loco, pero sí, estoy descubriendo mi latinidad en Alemania). Es muy interesante porque somos tan similares pero tan distintos a la vez. En muchas oportunidades nos encontramos (y digo ‘nos’ porque a mis amigos también les han pasado situaciones similares) con comentarios como: “¿Eres de Argentina? El marido de mi prima es de México” a lo que una responde: “Ah! Que bien! Bien por vos y tu prima.“(jajaja) Como si Argentina, México, Perú etc fuesen lo mismo y ni hablar los países centroamericanos de los cuales se sabe muy poco (y me incluyo). América Latina es muy rica y diversa en todo aspecto. Estas generalizaciones son muy divertidas pero absurdas a la vez, sería como pensar que Portugal y Polonia son lo mismo.

Short trips

La vuelta a la Uni conlleva sus sacrificios y eso se traduce en poco tiempo y dinero para viajes. En realidad no puedo quejarme porque tuve un periodo de receso bastante largo pero lo que han faltado son los morlacos para viajes. Gracias al ‘Semester Ticket” y a amigos generosos pude visitar algunos lugares como Múnich, Bamberg, Berlín y Nürnberg. A las pocas semanas de llegada organizamos (con un amigo argentino) una visita al Oktoberfest. A pesar de algún que otro inconveniente, pasamos unos días increíbles, el festival es my divertido y recomendable aunque la cerveza es excesivamente cara.

Oktoberfest

Nürnberg

Bamberg

Casi por casualidad y porque se alinearon los planetas surgió un viajecito de 4 días a Berlín. Si bien ha sido un viaje corto, ha tenido todos los condimentos para que sea memorable: reencuentros, recuerdos, charlas interminables, cafés, protestas, paseos, turisteo, birra y grandes momentos.

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Indudablemente este ha sido el momento más adecuado para compartir esta entrada: Mis primeros seis meses como estudiante en Alemania y a punto de comenzar el próximo semestre. Estoy muy entusiasmada con esta carrera y expectante por lo que está por venir y por como continuara mi vida en este pueblito (que parece sacado de uno de los cuentos de los hermanos Grimm jajaja).

A cuidarse! 😉

Andrea

 

PD: Debido a algunas preguntas que me han hecho con respecto a becas, me pareció necesario y útil incluir el link de una de las páginas más completas sobre becas en Alemania: https://www.daad.de

Espero les sirva y muchos éxitos!

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Y si de lugares con alma se trata … – SUDAN (segunda parte)

… Sudan es uno de ellos y se robó un pedacito de mi corazón. Si bien partes de mi corazón han quedado repartidos por todos los lugares donde he vivido, el caso de Sudan ha sido muy especial y no sé si es por algo en particular o simplemente un conjunto de factores. Definitivamente es uno de esos lugares que yo llamo “con alma”, uno de esos lugares especiales que podes amar y odiar al mismo tiempo. Ciertamente la cultura sudanesa tiene muchas cosas en común con la Argentina, esa prioridad por la familia y los amigos, ese  concepto de que a pesar de los innumerable problemas (y en su mayoría económicos) hay que vivir la vida y pasarlo lo mejor que se pueda. Compartir lo que se tenga y vivir el hoy porque nunca se sabe que nos depara el mañana.

A pesar de ser culturas tan diferentes y continentes tan distantes, hay patrones comunes que han terminando maravillándome. Cuando me preguntan qué fue lo que me atrapó tanto de este país, busco en mis recuerdos y si bien encuentro infinidades de razones, me atrevería a resumirlo en la calidez de las personas, lo interesante de la experiencia como voluntaria y profesora universitaria y los múltiples aspectos fascinantes de esta cultura.

Cuando pensé que iba a poner mi corazón en stand-by por cuestiones culturales, lo conocí a él, un Sudanés del sur pero educado en Sudan del norte y con una mentalidad más abierta que la media de este país. Vivimos un noviazgo por casi un año y eso implicó desafíos sociales, culturales y personales. Fue una relación maravillosa, pero también con sus altibajos, no solo por los mandatos sociales, ya que en la sociedad sudanesa el concepto de noviazgo no es claro ni común, sino también por sus prejuicios y los míos.

Para que se pueda entender lo especial pero desafiante de la relación, es preciso explicar un poco como son las relaciones sociales en Sudan. Como he mencionado antes, el concepto de noviazgo no esta tan abiertamente aceptado, pero eso está cambiando ya que los jóvenes (algo que sé por mis alumnos) están experimentando este tipo de relaciones aunque los adultos más conservadores no lo vean con buenos ojos.  La amistad entre los hombres y las mujeres se da de la misma forma que en los países occidentalizados, pero con una pequeña diferencia, no se abrazan, ni se besan, ni se tocan cuando se saludan excepto para darse la mano. Aunque pueda parecer extraño es muy común ver por la calles hombres de la mano. Entre hombres y entre mujeres se demuestran afecto, pero casi nunca lo hacen con el sexo opuesto, a no ser que sean marido y mujer.

Para ilustrar este rasgo peculiar de la sociedad Sudanesa me gustaría relatar un episodio curioso que me toco vivir. Una de nuestras actividades favoritas era ir a tomar café y pasar un rato conversando con amigos. Una tarde, mi ex chico y yo decidimos juntarnos con otro amigo frente al instituto francés. Pasamos una tarde muy amena y divertida pero a los pocos días recibo una especie de reprimenda por parte de uno de los  encargados de la organización. Supuestamente me habían visto besándome con mi chico en la calle ese día. Totalmente sorprendida negué semejante infamia y le explique que yo sabía perfectamente las pautas culturales de este país y que jamás había besado a mi novio en público. Pues bien, luego conversando con mi ex chico me hace recordar que al saludar a nuestro amigo (quien habla español) lo había hecho con dos besos, uno en cada mejilla, al estilo español y probablemente haya sido eso lo que habían visto y malinterpretado (algo natural e inconsciente y más bien automático para mi).

Una de las características que mas me desagrada de esta sociedad y que se puede ver perfectamente reflejado en la experiencia que acabo de relatar, es ese interés general por el chusmerio (característica que lamentablemente comparte con mi país). Creo que nunca voy a entender porqué a la gente le encanta meterse en asuntos ajenos, juzgar, inventar y hablar sobre la vida de los demás. Supongo que será porque no tienen demasiado para hacer o no llevan una vida muy interesante.

Como he mencionado anteriormente es una cultura machista y en general el hombre es el que debe proveer y proteger. Es bastante común que las parejas se casen relativamente rápido, usualmente después de algunos meses de compromiso. En muchos casos terminan siendo matrimonios infelices por lo poco que se conocen y ahí es donde la segunda esposa entra en acción, pero claro, siempre y cuando el marido tenga un buen pasar. El divorcio no está bien visto y en general las mujeres divorciadas son consideradas paria. Si bien mi ex chico tiene una mentalidad mucho más abierta, le costaba mucho aceptar que yo le pagara algo y mucho menos en público.

Por otro lado creo que también es necesario explicar cómo es la sociedad Argentina, donde he nacido y me he educado, para que el contraste se pueda entender con más claridad. Argentina como país democrático es muy joven, pero han ocurrido muchísimos cambios (para bien y para mal) durante toda su historia. Al ser un crisol de razas, yo creo que no hay un rasgo en particular que nos defina. Hemos adoptado costumbre y creencias de varios países europeos y eso se suma a las ya existente de nuestros pueblos originarios. Esta mezcla resultante hace que haya una diversidad cultural muy interesante. Como sociedad, en general es bastante progresista, pero en ciertos aspectos todavía está muy atrasada. Si bien el machismo se puede ver y percibir (y sufrir en muchos casos), poco a poco esta cambiando ya que la mujer está ocupando la posición que le pertenece y lucha por sus derechos cada vez con más fuerza. La sociedad en general se está dando cuenta de la importancia de la igualdad y eso es algo que me llena de orgullo como argentina.

En cuanto a las relaciones, hay libertad absoluta y de hecho ya hace varios años que el matrimonio igualitario es legal. Los roles están cambiando y la mujer hoy tiene mucho otros objetivos en su vida mas allá de ser ama de casa o tener una familia.  Los modelos familiares son diversos y tener padres divorciados es bastante común. Hoy  en día, mas y mas adultos jóvenes se plantean tener hijos sin pareja y llevar adelante sus vidas como familia monoparental. Todos estos cambios me llenan de felicidad porque considero que en la diversidad esta la riqueza y nada ni nadie puede decidir que es normal y que no.

Si hay un rasgo que nos caracteriza a los argentinos es el de ser demostrativos, cariñosos y chamuyeros (me parece que tengo un poquito de cada jajaja). Es por estos rasgos característicos y las descripciones de dos tipos de sociedades distintas que se puede entender lo difícil que ha sido para mí manejar la relación con mi ex novio y con amigos, especialmente al principio.

Mi experiencia en Sudan ha sido tan positiva porque he tenido la suerte de rodearme de sudaneses y experimentar la vida sudanesa en primera fila, tomar el colectivo, chasquear los dedos, tomar té y café con las “Tea Ladies”, visitar familia y amigos los viernes después de Salaat-ul-Jumma (el rezo característico de los viernes. Este día es muy importante para los sudaneses, sería como el domingo en países católicos) entre otras cosas.

Y esta experiencia no me habría calado tan hondo de no haber sido por ciertas personas que me han enseñado a entender (al menos un poquito) esta cultura de la cual no sabía absolutamente nada y que también me han abierto la puerta de sus hogares y me han hecho parte de su familia y círculo de amigos. Primero, la familia Sudanesa con la que no solo he compartido la casa, sino también mi vida y cultura por alrededor de 14 meses. Ellos se han convertido en una familia para mí ya que hemos compartido innumerables comidas y hemos creado un vínculo muy afectuoso y especial, sobre todo con las niñas, más allá de la barrera idiomática. Ellos son el más claro ejemplo de que aquellos que no tienen nada son los más generosos.

Segundo, la familia de Amal, quienes me han aceptado desde el día numero uno y me han tratado como otro miembro más de la familia. Tercero, la familia de Mazin (creo que no hace falta aclarar que es mi ex pareja 😉 ), quienes también me han hecho sentir querida y a gusto en todo momento y con quienes he podido entender aun mas sobre las diversidades que se pueden encontrar en este país.

Finalmente, mis alumnos y amigos sudaneses y extranjeros. Quienes han aportado diferentes perspectivas sobre Sudan y sus respectivos países y quienes también han ayudado a que mis percepciones y creencias muten.

 

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Mi experiencia laboral también ha sido muy diferente a todas las vividas anteriormente. He aprendido mucho de mis compañeros de trabajo, superiores y alumnos. Fue la primera vez que tuve la oportunidad de trabajar en una universidad y ha sido una experiencia muy enriquecedora. Si bien mi función era formar futuros profesores de ingles, los conocimientos académicos y culturales que he adquirido durante este tiempo han marcado un antes y un después en mi vida profesional.

El vínculo que he establecido con mis alumnos y alumnas es muy especial. No solo hemos intercambiado visiones, creencias y vivencias, sino que han abierto un nuevo mundo para mí y me han mostrado que la verdadera generosidad existe: la genuina, la de dar por el solo hecho de dar sin esperar absolutamente nada a cambio.

Esta entrada la escribí en el mes de la mujer y considero necesario concluirla con una reflexión especialmente después de mi experiencia en un país regido por el islam. Llegué a ese país con mis reservas con respecto a la visión sobre la mujer y su rol en la sociedad. Es cierto que puede considerarse una cultura machista y que todavía está muy atrasada con respecto a la posición de la mujer frente al mundo, pero he tenido la fortuna de conocer mujeres que rompen el molde. Mi visión sobre aquellas mujeres que llevan puesto un niqab también conocidas como “ninjas”, ha ido modificándose. Siempre sentí una especie de curiosidad y miedito pero gracias a mis alumnas pude ver que mas allá de sus atuendos sombríos y sus comportamientos “dóciles”, muchas de ellas son mujeres de armas tomar, con ideas definidas y una postura clara ante la vida y con el tiempo he podido reconocerlas aunque  llevaban el rostro tapado. He comprendido que si bien muchas van absolutamente tapadas, no es algo dictado por la religión, hay muchos factores que influyen, como por ejemplo la sociedad y la familia, pero en muchos casos es una elección personal y por ende debe ser respetada.

Es imposible plasmar todas mis experiencias vividas en un país tan intrigante como lo es Sudan. Es una mezcla de sensaciones las que te quedan: crecimiento personal y profesional, apertura mental, aprendizaje y vínculos muy estrechos. Sin lugar a dudas es un país que me dio mucho y al que ciertamente voy a seguir extrañando.

A cuidarse!

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Despedidas y legados – SUDAN (primera parte)

Ya han pasado poco mas de tres meses desde aquel día que mientras sonaba “See you again” en la radio, me despedía en silencio (y con la vista nublada) del lugar que por catorce meses fue mi hogar. No soy una persona de “adioses”, siempre he preferido los “hasta luego” o “nos vemos”, pero siendo realistas y considerando las estadísticas, las posibilidades de volver son muy limitadas (pero no por ello nulas 😀 ).

En esta entrada me gustaría resumir mis experiencias vividas durante los últimos meses transcurridos en Sudan, pero antes quisiera volver a responder algunas de las preguntas que he hecho en una entrada anterior. De hecho, es la entrada previa a iniciar esta gran aventura cuando la información que tenía era solo de relatos, búsquedas de internet y películas.

Allá, por octubre de 2016 publique una entrada titulada Otro Cambio de 180º – SUDAN en donde compartía mis conocimientos (limitados) sobre este país, su cultura y tradiciones. Ahora es momento de analizar que tan certera o errónea es aquella información y como ha cambiado mi visión de este país africano y musulmán.

¿Que se sobre la cultura sudanesa (musulmana)?

Que está en el continente africano pero no se condice en nada con nuestra idea de un país africano (o sea negritos, leones, jirafas y safari). Si, si, es difícil ubicar países como Egipto, Sudan o Etiopia en África.

  • Sigue siendo difícil ubicarlo en el mapa y la información que se obtiene sigue siendo limitada (espero que este blog pueda aportar su granito de arena), pero tiene la magia de dos o más mundos. Podes encontrar tanta diversidad cultural y étnica que creo no te alcanzaría la vida para descubrirlas a todas.

Que hace mucho calor.

  • Mucho! Pero mucho! (igualmente lo sigo prefiriendo a los bajo cero y la nieve de otras regiones)

Que a pesar del calor todos van muy tapados (¿no tienen más calor con tanta ropa?)

  • Si, van todos muy tapados y en especial las mujeres pero más por una cuestión religiosa-cultural. Y no, no se siente más calor (en general, o bien creo que una se adapta). En varias ocasiones me he encontrado agradeciendo tener mangas largas ya que el sol puede llegar a ser muy abrazador. Mas puntualmente, el día que decidimos recorrer las pirámides de Meroe, me di cuenta que al cubrirme la cabeza con un pañuelo, no solo me estaba protegiendo el pelo del sol, el viento y la arena, sino que a la vez me estaba proveyendo de una sombrita más que reconfortante.

Que la puntualidad no es una virtud que los caracterice y que suelen tomarse el tiempo (mas que prudencial) para hacer las cosas (o sea, creo que la paciencia será mi mejor aliada).

  • Y ciertamente la paciencia fue mi mejor aliada, y la desarrolle a un nivel inimaginable. Es correcto, los sudaneses no son para nada puntuales y una simple reunión que podría resolverse en 15 minutos suele llevar alrededor de tres horas (con varias tazas de té y café de por medio).

Que saber (o aprender) el arte de chasquear los dedos puede llegar a ser muy beneficioso.

  • Ya soy una pro en este arte! 😉

Que es una sociedad muy machista y en ocasiones la mujer tiene menos valor que un objeto (¿será que me encontraré en algún momento en la situación de estimar cuántos camellos valgo?)

  • Si que he visto muchos camellos pero nunca me han querido cambiar por ellos (si me han querido como segunda esposa … y primera, también jajaja). Podría considerarse una sociedad machista a ojos occidentales. En comparación con otros países donde la religión islámica también tiene una influencia tan grande, es un país un poquito más tolerante. Pero sobre el tema de las mujeres en esta sociedad hablare en detalle más adelante.

El sexo (fuera del matrimonio) y el alcohol están prohibidos (por suerte me quedan las drogas y el rock & roll.. jajajaj kidding!)

  • Como en toda cultura, hay prohibiciones de diferentes tipos pero como ya sabemos, hecha la ley, hecha la trampa.

¿Cómo creo que va a cambiar mi vida?

Uff … eso es difícil de predecir, pero me imagino que bastante ya que viviré en una cultura donde la mujer no tiene mucha participación y donde voy a tener que modificar y/o cambiar algunos hábitos, en especial la forma de vestir. ¡Esto va a estar bueno! (Quienes me conocen saben lo mucho que me gusta ser mujer, independiente y libre, y es ahí donde creo estará el mayor desafío).

       ¿Y cómo cambió mi vida?

  • Mi vida cambio notoriamente pero afortunadamente el choque cultural no fue tan abrupto. Por supuesto que he tenido que cambiar mi vestuario y fui adaptándome lentamente al nuevo estilo de vida. En varias ocasiones he llegado a sentirme bastante cómoda, eso sí, solo me cubría el cabello en determinadas ocasiones; como por ejemplo, cuando iba a dar clases a la universidad y en algunos eventos sociales en donde como representante de la organización debía mostrar un “look” más conservador y de total integración en este grupo etno-cultural.  
  • El proceso de adaptación no fue fácil, ya que es un país muy diferente al de donde vengo. El factor climático fue muy importante, el polvo y la arena constante en absolutamente todo paso a ser parte del día a día, la desorganización y la impuntualidad fueron convirtiéndose en las razones de muchas frustraciones (seguidas de la tan famosa frase “This is Sudan!” y una taza de té o café muy azucarada para tratar de volver a conseguir el estado de Zen necesario para lidiar con estas cuestiones) que han ayudado a terminar de desarrollar mi grado de paciencia y tolerancia (proceso que me atrevería a afirmar comenzó en China).
  • Claramente vivir en un país religiosa, política y culturalmente tan diferente modifica tu forma de pensar y concebir el mundo. Como cada experiencia vivida en los países anteriores, vivir en un país musulmán ha requerido una apertura mental diferente y la empatía necesaria como para poder observar una sociedad regida por la religión tratando de no hacer juicios de valores y tratando de entender desde adentro las raíces de una cultura tan rica pero diferente.

Las mujeres

Como mujer extranjera he tenido libertades que muchas mujeres sudanesas no pueden permitirse, como por ejemplo decidir cuándo cubrirme el cabello, fumar (cigarrillos y shisha), dar mi opinión sobre temas tabúes y moverme en cualquier lugar de la ciudad absolutamente sola.

Si bien la mayor población femenina es musulmana, considero que la sudanesa es una mujer fuerte y proactiva. Gracias a mis alumnas y amigas he podido interiorizarme y comprender sus estilos de vidas, necesidades, sueños y anhelos. Tradicionalmente, la mujer musulmana aspira a casarse y tener una familia e hijos. En muchos casos (sino la mayoría) la familia, más precisamente el padre, decide si el candidato es el más apto para llevarse a su hija del hogar y asegurarle su bienestar. En resumidas cuentas, la mujer pasa de ser responsabilidad del padre a ser responsabilidad del marido.

Afortunadamente me he encontrado con mujeres que tienen diferente tipos de aspiraciones, algunas quieren terminar sus carreras universitarias y trabajar, otras quieren viajar, otras quieren ayudar a sus familias y superarse día a día. Me llena de satisfacción saber que he sido un gran apoyo y guía para muchas de esas mujeres y ver que, aunque muy lentamente, el rol de la mujer en esta sociedad está cambiando y que ellas están tomando las riendas de sus vidas.

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La cultura

En países como Sudan la cultura y la religión están estrechamente conectados a tal punto que es difícil saber que tiene influencia sobre qué. Hay muchas cosas que los sudaneses no pueden hacer y en ciertos casos no está claro si son restricciones que provienen de la religión o la sociedad.  Por cuestiones religiosas no pueden comer cerdo ni beber alcohol. En cuanto a la vestimenta, debe ser modesta y cubrir las partes intimas (en el caso de la mujeres, cubrir un poco más, solo las manos, los pies y el rostro pueden ser visibles).

El aspecto culinario creo haberlo tocado en entradas anteriores y no tengo mucho más que agregar. Honestamente la comida sudanesa no es de mis favoritas pero hay algunos platos típicos que volvería a comer, como por ejemplo KISRA كسرة, GURASA قراصة, ASEEDA عصيدة, FASULIA فاصولية, PEANUT SALAD سلطة دكوة, y humus (en esta página pueden encontrar recetas de algunos platos sudaneses: http://www.sudanesekitchen.com/).

Uno de los grandes cambios que se han producido con respecto a mis preferencias  gustativas fue la fascinación por el café sudanés. No sé muy bien si tiene que ver con el elevado grado de ingesta o con el hecho de ser una especie de ritual social. El café sudanés tiene un gusto muy particular (y único, especialmente el que prepara Rehab, la esposa del casero donde vivía, quien prepara el mejor café de todo Sudan). La combinación del café tostado con jengibre y cardamomo y la cantidad exacta de azúcar (que para nosotros sería como el doble o triple) hizo que me vuelva adicta a este brebaje acompañado con eternas charlas y momentos compartidos y memorables.

Y el café y el té siempre han sido componentes centrales de la vida social en Sudan. Como voluntaria y profesora en la Universidad de Jartum, he asistido a numerosos eventos durante mi estadía y muchos de ellos han sido descriptos en este blog. Pero a falta de clubes nocturnos o bares, la mayor parte de nuestra actividad social consistía en asistir a bodas, comer en algún restaurant, visitar amigos o conocidos o ir a tomar café y fumar shisha en la calle Nilo. Para muchos puede llegar a parecer aburrido, pero tengo muy gratos recuerdos en mi memoria y he podido comprobar que uno puede disfrutar y divertirse en cualquier situación y sin necesidad de ningún tipo de estimulante. En resumidas cuentas  creo que tiene que ver con la predisposición y apertura de cada uno y de las personas que te rodean, por supuesto.

Otra de las actividades típicas sudanesas y directamente conectadas a las bodas y ceremonias es la henna. Practica a la cual me he vuelto bastante adepta. Según la tradición, solo las mujeres casadas pueden usar henna en los pies. Si bien es un ritual característico de las bodas donde asignan un día para que los novios y amigos de los novios se apliquen esta especie tatuaje temporal,  la henna forma parte integral de la vida sudanesa y es uno de los símbolos de belleza y femineidad.

Obviamente que durante todo este tiempo no ha sido todo color de rosas. He transitado momentos de sentimientos de amor-odio con este país y pasado más de un trago amargo que también he contado en diversas ocasiones. Afortunadamente he podido hacerme un par de escapadas durante mi estadía y eso es algo que recomiendo a quien tenga intenciones de quedarse en este país por un año o más. Hacer un «break» cada 2 o 3 meses es absolutamente necesario y, de ser posible, hacerlo en un país occidentalizado. Los beneficios son muchos: despejar la mente, pasar desapercibido (al ser extranjero y de tés blanca generalmente tenes muchos ojos puestos en ti todo el tiempo), relajarte, no preocuparte por cómo vestirte antes de salir y descansar un poco de ese estimulo religioso que puede llegar a ser agobiante.

Sobreviviendo Ramadán

Mis conocimientos sobre el Islam siguen siendo un poco limitados pero mucho mas amplios en comparación con los que tenía hace un año y medio atrás. Como todas las religiones es sumamente interesante pero también como toda religión tiene aspectos positivos y negativos (que no tiene nada que ver con el terrorismo, no existe religión que abale esa práctica) bajo mi punto de vista.

El objetivo de este blog es compartir experiencias viajeras y culturales y no expresar opiniones sobre temas que podrían llegar a ser controversiales como la religión y la política. Sin embargo, me gustaría compartir mis impresiones sobre un periodo tan importante para los sudaneses como es el Ramadan. Ramadam es el periodo del año cuando los musulmanes ayunan desde que sale el sol hasta que se pone. Podría llegar a ser un poco complicado para quienes no lo hemos practicado durante gran parte de nuestras vidas, pero en realidad es una experiencia bastante interesante. Hay que tener en consideración que no todos los restaurantes y casas de comida están abiertos durante el día, pero a no alarmarse que siempre se puede conseguir algo. Igualmente es aconsejable proveerse de alimentos con anterioridad, por las dudas. En cuanto al ayuno, decidí acompañar a mi amiga pero solo un día y la verdad es que no fue tan difícil como me lo había imaginado. Creo que lo más difícil es la no ingesta de líquidos, pero claramente con el tiempo el organismo se va acostumbrando.

Esta celebración no solo consiste en ayunar, sino que el factor espiritual esta más intensificado ya que los musulmanes deben leer el Corán, agradecer por lo que tienen y pensar en los menos afortunados. En el caso de los enfermos, las mujeres embarazadas y los niños, están exentos de ayunar. Sin embargo, en el caso de los enfermos, se espera que hagan donaciones o provean de comida a aquellos que más necesitan.

Si bien solo he experimentado el Ramadan en Sudan por un par de semana (ya que me fui de vacaciones con mi familia a Turquía y España) ha sido una experiencia fascinante. A pesar de tener lugar durante uno de los meses más calurosos del año, pude disfrutar del ambiente festivo y familiar: generosidad y calidez humana es lo que se percibe en el aire. Es un periodo que invita mucho a la reflexión y a darnos cuenta que en muchas oportunidades nos quejamos por nimiedades. Es hasta el día de hoy que tengo en la memoria la imagen de esa pobre gente trabajando en Souq Al-Arabi (el mercado), bajo el rayo de sol y con 40 grados de calor sin tomar una gota de agua y hasta vendiendo comida y bebidas heladas.

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Continuara ….

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Kassala & Port Sudan

Si bien este viaje tuvo lugar hace casi un año, he decidido dedicarle esta entrada por diversas razones, por ser un viaje único, especial y memorable y sobre todo por haber sido tan anhelado en su momento.

Viajar por Sudan no se asemeja a ninguna otra experiencia que haya vivido, sobre todo cuando se trata de dos mujeres solas. Pero a no alarmarse porque no nos ha pasado nada grave, solo que por ser mujer y extranjera puedes llamar la atención un poco más de lo deseado y hasta encontrarte en situaciones de acoso que por supuesto también puede llegar a ocurrir en otras partes del mundo.

Ha sido una experiencia memorable en todo sentido porque tuvimos la oportunidad de visitar dos lugares muy diferentes dentro de un mismo país; porque mi compañera de viaje es una sudanesa-americana muy copada quien ha hecho que vivenciara este viaje desde una perspectiva muy diferente; porque fue un merecido break después de meses de trabajo y de adaptación a una cultura completamente diferente a todas las que conozco; y finalmente porque lo hemos pasado bomba!

Ante todo, quería compartir un poco de información sobre estos lugares que recomiendo visitar:

En el mapa se pueden ver las dos ciudades: Kassala & Port Sudan (haciendo click en los nombres podes acceder a mas información).

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Para ser honesta, Kassala no es una de mis ciudades favoritas, la encontré sucia, muy calurosa y sin demasiadas opciones para ofrecer. Por suerte, contamos con la compañía y guía de otro voluntario quien estaba residiendo ahí y al que decidí apodar “Indiana Jones”. Nuestro Harrison Ford ha sido un anfitrión de lujo y nos ha mostrado todos los rincones más encantadores de esta ciudad (no tantos, para ser honesta, pero lo suficientemente placenteros) como por ejemplo la montaña Taka, la mezquita Khatmiyah y un bosque muy verde lo cual hace un contraste interesante con el resto de la ciudad árida y de colores terracota.

 

Además de disfrutar de la compañía de Indiana Jones y sus amigos, también pasamos una tarde en la casa de unos familiares de Amal (como no podía ser de otra forma). Como típica sudanesa, tiene familiares por todo el país y Kassala no podía ser la excepción.

 

Luego de un par de días (suficientes para nosotras) tomamos un autobús hasta Port Sudan. Esta ciudad es conocida como una de las más bonitas de Sudan por su limpieza y proximidad al Mar Rojo. Además de disfrutar de calles impecables, paisajes de ensueño y un clima muy agradable, mi objetivo era ir a Suakin lugar conocido por ser residencia de gatos endemoniados. Tenía una misión que finalmente no se pudo llevar a cabo: poder hablar con alguno de los gatos de Suakin. Después de innumerables y frustrados intentos concluí que o bien es solo una leyenda, o bien no quieren hablar conmigo por la barrera idiomática, o bien son simplemente muy vagos y decidieron tomarme el pelo y dejarme con las ganas.

Más allá de leyendas urbanas, también se pueden encontrar personajes muy interesantes, como por ejemplo una cabra que toma coca-cola. Otros voluntarios nos habían contado y aconsejado que vayamos a ver a este animalito tan peculiar. Y si, efectivamente Sussie (así se llama la cabrita) se tomó media botella de una sentada y se fue, así como si nada, a seguir balando y tratando de conseguir algún que otro bocadito de los clientes del restaurante.

 

 

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Como no podía ser de otra forma en toda ciudad portuaria, disfrutamos de unos muy buenos mariscos y un paseo en un bote que tenía una especie de ventana en el piso así podíamos observar los peces y corales durante el recorrido. Por las noches dábamos paseos por la zona del “Docks” y nos tomábamos algo o fumaba shisha en los jardines de uno de los hoteles más deslumbrantes de la zona.

 

 

Se podría decir que ambas quedamos mas que encantadas con nuestro primer viaje juntas (y el primer viaje sola de Amal). Al día de hoy, Port Sudan sigue siendo una de mis ciudades favoritas de Sudan (después de Omdurman, claramente 🙂 )

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A cuidarse!

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Una de eventos latinos, navidades y mi Happy B’day

Ante todo, mis disculpas por tomarme tanto tiempo para volver a escribir. Supongo que es entendible, una ya esta más establecida, el frenesí del comienzo y de lo nuevo ya ha pasado (aunque en este país siempre pasan cosas, especialmente cuando se es voluntaria) y la falta de tiempo han llevado a esta entrada con delay.

Finalmente entramos en contacto con un muy reducido grupo de latinos y sudaneses interesados en América Latina. Fuimos formalmente invitados a la ceremonia de inauguración de la Asociación Sudanesa de Amistad con América Latina y el Caribe.  Para mi sorpresa, fue un evento más multitudinario de lo que esperaba. Si bien los latinos seguimos siendo tres gatos locos, pero el evento, además de ser concurrido, fue bastante formal, con comida deliciosa, té y café y música reggae y sudanesa. Debo confesarles que sentí un poco de desilusión al no escuchar alguna salsa o bachata, pero igualmente bailamos y chasqueamos los dedos al son de los compases sudaneses. También en un determinado momento de la velada, fui entrevistada para la televisión Sudanesa. Básicamente, debía compartir mi experiencia vivida hasta ese momento e invitar a la audiencia a sumarse a esta iniciativa tan interesante. En conclusión, fue una noche memorable.

En el siguiente link encontraran el grupo de facebook de la asociación para quien este interesado en conocer un poco más sobre Sudan y este vinculo tan especial que se está fortaleciendo entre estas dos culturas: The Sudanese Friendship Association for Latin American & Caribbean

 

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Y se preguntarán como es pasar las fiestas en Sudan, un país caluroso y Musulmán. Para comenzar, las fiestas no parecieron fiestas. Tuve que trabajar esos días (como casi todas las navidades en estos últimos 11 años) y si bien se podría asemejar a Argentina, por el calor, no se ve un árbol navideño ni se escucha un “jingle bell” por ninguna parte. Por obvias razones los sudaneses no celebran navidad y hasta muchos de ellos ni siquiera saben de que se trata (hay que ver la cara de desilusión de mis alumnos cuando les dije que papa Noel no existe y que es solo un personaje creado básicamente para el consumismo). Por otro lado, el primero de enero pude disfrutar de mi feriado pero nuevamente por una razón diferente, es el día de la independencia del país y es por esa razón que es feriado.

En una entrada anterior he mencionado nuestra visita a una iglesia católica (Una de pirámides, camellos y bodas). Se podría decir que los coptos son los únicos que celebran navidad por estos lares pero tengo entendido que celebran dos veces, el 25 de diciembre y a mediado de enero (extraño no?).

Igualmente en “Hawaajaland” (así es como decidimos bautizar nuestro humilde hogar) no íbamos a dejar pasar estas fechas desapercibidas y decidimos hacer nuestras navidades internacionales e inolvidables. Hubo cena (el 25), amigo invisible (secret santa) y hasta árbol de navidad creado con nuestras propias manos. Para fin de año no hicimos nada fuera de lo común; otra de nuestras típicas cenas y algunos juegos de cartas. Eso sí, recibimos el año nuevo con fuegos artificiales (claro que  no fue una cosa de decir: WOW si parece Hanabi!!!) lo que le ha añadido un aire más festivo la noche Sudanesa.

Y llegó el gran día, el trigésimo noveno aniversario de mi nacimiento. Si señores, estamos rasguñando los cuarenta y la vida me encuentra en la otra punta del mundo nuevamente y en una de las culturas más interesantes y exóticas en las que me he sumergido. Fue un día peculiar y ameno, comenzando con no ir a la universidad y en su lugar decidimos ir a tomar un delicioso “Caramel Machiato” a Star Box (que vendría a ser la versión trucha del Starbucks). Claramente, nada que ver con el famoso brebaje de la tan conocida cadena internacional pero se podría decir que es aceptable (aunque escaso).

De ahí a preparar empanadas para todo el mundo. Esta vez fueron de queso y manzana y la verdad que (creo yo) cumplieron la función de satisfacer a los concurrentes. También hubo una variedad de otras delicias como “gorraasa”  y unos dulces riquísimos que se llaman “Basta”(Top 10 Sudanese Desserts). Para mi grata sorpresa, hubo más gente de la que esperaba y hasta inclusive algunas personas con regalos. La tradición de hacer regalos para los cumpleaños no es muy común ya que festejarlos no es parte de la cultura sudanesa.

¿Y qué decir? que nuevamente agradezco todos los saludos en persona y virtuales que he recibido ese día y que han hecho que la experiencia de vivir mi cumpleaños en otro país sea algo único e inolvidable y que confirman una vez más que la distancia no significa nada cuando los sentimientos son genuinos.

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Espero en mis próximas entradas contar sobre más viajes y más experiencias… crucemos los dedos.

A cuidarse!

Andrea

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Una de zumba, elixir y festivales

Después de tantos años y aun sigo asombrándome de lo rápido que pasa el tiempo y de cómo, a la vez, al pasar tantas cosas pareciera que en lugar de un mes, han transcurrido 6 meses o hasta un año se podría decir.

El momento cumbre de este último tiempo ha sido el haber encontrado un gimnasio donde dan clases de zumba a solo media hora a pie de mi casa (bueno, en realidad no lo encontré yo, sino la americana que se topó con el cartel cuando estaba haciendo un recorrido por el barrio).

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Al poco tiempo de establecerme, comencé con mi búsqueda frenética de unas clases de zumba que me mantengan la mente despejada y el espíritu bien arriba como siempre lo han hecho (y también en forma, por supuesto, después de tanto fuul con pan). En internet conseguí información sobre un par de lugares, pero quedan un poco lejos y además son bastantes caros para una pobre* voluntaria que gana un sueldo por de bajo del promedio sudanés. Debo confesar que me sorprendí mucho al haber encontrado varias opciones porque tenía la impresión de que tal vez ni sabrían de qué se trata esta actividad cuasi-aeróbica de orígenes latino pero creada en los Estados Unidos por un colombiano.

En gran parte del mundo es muy conocida, pero ya que en varias oportunidades me he encontrado con personas que no tenían idea de que se trata aquí les dejo un link con información para aquellos a los que les pueda llegar a interesar: https://www.zumba.com/en-US

Y finalmente llegó el día, me calcé las calzas, una mochilita con una remera, zapatillas y un par de cosas más y emprendí el camino hacia el gimnasio. La avenida se llama Nilo porque justamente bordea el rio. Es un paisaje muy agradable y además muy cerquita de mi casa hay un lugar histórico llamado la fortificación de Omdurman.  Consiste en una fortaleza hecha de barro por el Mahdi a fines del siglo 19 como defensa contra las tropas británicas.

Y ahí llegaba yo, con mi mejor cara de khawaaja. El gimnasio es bastante modesto, nada de lujos pero a mí me parece bastante aceptable. La parte de las maquinas es medio pequeña y también tiene una pileta y estas aéreas son solo para mujeres. Al costado de la entrada hay una canchita de futbol. Luego de cambiarme me dirijo a la zona de maquinas porque ahí me dijeron que son las clases de zumba. A decir verdad, me pareció bastante incómodo porque éramos muchas y además las pesas y demás aparatos estaban desparramados por el suelo, sumándole que no había ventanas y si habrían habido estarían cerradas (por obvias razones, ya que las sudanesas no hacen zumba totalmente cubiertas) y que los ventiladores estaban apagados (sigamos teniendo en cuenta que si bien estamos en otoño las temperaturas siguen oscilando entre los 38 de máxima y los 23 de mínima). Pero este país indirectamente se está convirtiendo en una especie de retiro espiritual para mí y en donde estoy empezando a desarrollar la paciencia y la adaptación de forma inimaginable.

Es así que me encontraba lista para mi primera experiencia zumbera en Sudan (y con puro sudanesas). La primera instructora es una chica muy jovencita, de rasgos africanos y menudita. Comenzamos con unos ritmos africanos que me encantaron (cabe aclarar que además de los típicos ritmos latinos característicos de esta disciplina, en este gym también se bailan danzas africanas y árabes, cosa que me tiene absolutamente fascinada). En determinado momento cambian de instructora. En esta oportunidad se trata de una morena (muy maquillada) más alta y corpulenta y con un estilo más occidentalizado. Para mi sorpresa, fue un cambio rotundo, desde la música hasta el tipo de entrenamiento. La música era mucho más acelerada y el entrenamiento mucho más duro. Nuestr@ querid@ instructora sargento empezó a pegarle cuatro gritos a las alumnas y a mirar(nos) con cara de pocos amigos (cual entrenamiento militar, faltaba que gritara “cuerpo a tierra”, o tal vez lo hizo y no me enteré jajaja).  En un determinado momento, se me para en frente y me mira directamente a los ojos y que quieren que les diga, no puedo negar que me corrió una especie de escalofrío por la espalda pero en ningún momento me temblaron las piernitas (y pensé, ¿pero no se supone que esto es para disfrutar?!). Luego de un par de temas cambiamos de instructora nuevamente y volvió el meneo y el twerking y así sucesivamente durante el resto de la clase (estoy empezando a sospechar que están utilizando la tan conocida técnica del poli bueno y el poli malo, en este caso sería la zumbera buena y la milica jajaja) .

Por más increíble que parezca, fui a una segunda clase (y ya soy habitué)  porque me va que me den caña y porque realmente lo disfruté. Para mi deleite, la segunda clase fue en otro salón, más grande con aire acondicionado y muchos espejos (algo que por alguna extraña razón es difícil de conseguir en este país).

*Aclaración: es otro ejemplo del humor acido y sarcástico que me caracteriza. A no alarmarse que no moriré de inanición (por lo menos no en estos momentos ni en este país). Cobramos lo suficiente como para poder llevar una vida digna y relajada y la organización siempre vela por nuestro bienestar y siempre está dispuesta a echar una mano de ser necesario.

 

Sudan se ha convertido en uno de esos lugares donde podes esperar lo inesperado y te pasan las cosas más increíbles en cuestiones de horas y hasta minutos me atrevería a decir. En la entrada anterior contaba como en cuestión de horas estaba chasqueando mis dedos en una boda. Pues sumando mas anécdotas que confirman el factor sorpresa que este país siempre tiene preparado para nosotros, en esta oportunidad quisiera agregar que también es muy probable que te prepares para asistir a un determinado evento y así, como por arte de magia, termines en otro totalmente diferente pero seguramente terminas pasando la mejor noche de tu vida.

Y así fue, como una noche cualquiera nos dirigíamos a un evento de cine europeo y terminamos en un lugar llamado “Jazz café”. Para nuestra sorpresa, festejaban la semana de la cultura africana en este lugar y nos tocó la noche sobre Etiopia. Fue una noche fantástica donde además de disfrutar de la música y danzas típicas también aprendimos un poquito más sobre este interesante país que probablemente visite en breve.

Etiopia (https://es.wikipedia.org/wiki/Etiop%C3%ADa)

Y la noche prometió y cumplió ya que terminamos bailando reggae junto con un grupo de etíopes y sudaneses.

¿Y cuál es la conexión entre Etiopia y Bob Marley?

Pues bien, el movimiento rastafari fue/es un movimiento socio-cultural y religioso que tiene como dios al emperador de Etiopía Haile Selassie I. (https://en.wikipedia.org/wiki/Haile_Selassie)

Raftafaris (https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_rastafari)

Para culminar esta entrada, la frutillita de la torta. Una de esas tardes que volvía de mi clase de zumba, me pego una ducha y me preparo para relajarme un rato en mi habitación, cuando el mexicano me llama y me dice: “vente pa’ ca que van a abrir el bar dentro de poco”. Mis oídos no lo podían creer y mi corazón latía cual mariposa con párkinson. El mexicano ya me había comentado que lo habían invitado a una fiesta en la casa del embajador de Italia. Una vez allí, preguntó si podía invitar a una amiga y es así como en cuestión de media hora ya estaba lista y en camino para la festichola. Me tomé un amjad (una especie de taxi) pero el conductor no tenía mucha idea donde quedaba el lugar. Llamo al mexicano para que le pase a alguien que le pueda dar instrucciones de cómo llegar y mi compa me dice: “tengo una cerveza en la mano” (solo una palabra puede describir ese momento: mouthwatering). Y finalmente después de un par de vueltas y llamadas telefónicas llego al recinto. La fiesta tenía lugar en el jardín de una casa fastuosa, con piscina y música de fondo. Una mezcla de sudaneses y extranjeros conversaban y socializaban. Allá en el fondo localizo al grupo y al mexicano que me esperaba con una lata bien fría (ahora es cuando se tienen que imaginar la música celestial y un rayo de luz iluminando la bendita bebida).

Es imposible describir la sensación del primer trago después de un mes y medio. No me considero una persona muy aficionada a este tipo de bebidas y hasta inclusive puedo pasar una larga temporada sin tomar. Pero claro, cuando sabes que no se puede conseguir en ningún lado y además el tiempo acompaña para tomarte una latita bien fría con unos maníes, la situación cambia. Pues bien, volviendo a la gloriosa noche, solo tome dos latas, una copa de tinto y otro espumante y la verdad que no me hicieron ni cosquillas; pero si inmensamente feliz. La noche transcurrió entre charlas y risas y ya pasadas las once nos pegamos la vuelta a casa.

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Veremos que otras sorpresas nos depara Sudan en las próximas semanas …

A cuidarse!

Andrea

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